Por Mario Luzuriaga

Las secuelas siempre generan un gran efecto en el público, sobretodo cuando se va a realizar una secuela de un clásico de culto. En este caso el director Denis Villeuneve («La llegada» y «Sicario») hizo un trabajo extraordinario con este filme.

Los Ángeles sigue siendo un caos, sucedieron guerras, apagones y todavía quedan algunos «replicantes» vagando por la ciudad.  Es por esto que siguen existiendo los «blade runners», una unidad especial de la policía que debe terminar con esos fugitivos. Pero sale a la luz un misterioso secreto y  el oficial «K» (Ryan Gosling) deberá investigar ese hecho que lo llevará a encontrar a un hombre que tiene que ver con ese hallazgo: el ex policía Rick Deckard (Harrison Ford).

«Blade Runner» es un clásico de la ciencia ficción que se convirtió en film fundamental para el género de ciencia ficción. Dirigida por Ridley Scott y basada en la novela Phillip K Dick, la película es un policial negro ambientado en un futuro caótico. En esta ocasión Denis Villeneuve toma la primer película, pero construyó un filme totalmente nuevo, con una temática digna y fuerte como su antecesora.

Es muy difícil hacer una crítica de esta película sin entrar en detalles, pero se van a encontrar con personajes que están constantemente buscando su identidad, algo que no es poco y es algo similar como el objetivo que tenían los «replicantes» en la cinta de 1982.

Los personajes están realmente bien Ryan Gosling se carga la película interpretando a este policía tan particular, Ana De Armas es brillante como su «interés romántico», como así también Sylvia Hoeks como la incansable y tensa «Luv» y Jared Leto compone un villano por demás de despiadado.

Harrison Ford es un caso aparte, ya que se repite en seguir haciendo el mismo rol de anciano renegado y cascarrabias que viene de «Star Wars: el despertar de la Fuerza», pero en un momento especial de la cinta vuelve a aparecer ese Deckard que gustó tanto.

«Blade Runner 2049» es un clásico de la ciencia ficción moderna que sentará las bases, como lo hizo en 1982, para crear historias que dejarán si aliento a los espectadores.

Calificación: Muy buena.