Por Santiago A. Fraga

Complementándose con la primera parte presentada en julio de este año, Bubis Vayins lanzó en noviembre tres nuevas canciones que terminan por completar el universo de “Las Presencias”, su tercer disco de estudio después de “Siempre veo algo en la oscuridad” (2018) y “Salir” (2019).

En el marco de un año extremadamente atípico y aprendiendo a trabajar en esa distancia, la banda rosarina se las arregló para poder llevar adelante este nuevo trabajo, en el cual apostaron por romper un poco con el sonido de sus anteriores obras y los shows en vivo y permitirse ser más eclécticos.

El resultado es un disco con climas y paisajes que cambian permanentemente, en una búsqueda que la propia banda encara bajo la premisa de que “cada tema tenga su identidad” y cada uno sea “un mundito pequeño”.

Así lo definió Nicolás (a.k.a. Nineo Zoom), voz y guitarra del grupo, quien en una extensa entrevista con Conclusión y 70/30 aseguró que este disco representa “una fractura en cuanto a los estilos y los géneros” respecto de los anteriores álbumes de Bubis Vayins, despegándose así también de cualquier tipo de encasillamiento.

Por otra parte, el concepto de la obra se encuentra fuertemente atravesado por la estética latinoamericana, con influencia de autoras como Mariana Enríquez o Lucrecia Martel. El arte de tapa es un reflejo de ello, hecho por Sofía (quien ejecuta los sintetizadores y desarrolla las animaciones y el arte visual de la banda) en base a una fotografía antigua que les Bubis compraron en San Telmo y carga con una particular historia.

 

– Con el lanzamiento de esta segunda parte, queda disponible en su totalidad el disco “Las Presencias”. ¿Cómo se sienten ahora al completar este trabajo?

– Por un lado, es un alivio terminar un disco, por la cantidad de tiempo que lleva y toda la energía que uno le pone. Estamos re felices con el resultado, sentimos que dimos un paso más en cuanto a mejorar el sonido. Quedamos bastante contentos y relajados, y ahora esperando a ver qué se viene, qué es lo nuevo en este contexto de pandemia. Estamos medio perdidos en esto, viendo si se va a poder presentar el disco o qué.

– Ustedes ya experimentaron lo que es un recital por streaming. ¿Cómo fue eso de no tocar ante nadie y a la vez tocar para mucha gente?

– Eso varía según el streaming, porque por un lado está el “hecho en casa”, que nosotres hicimos uno y que ahí es más íntimo, con el público de une; pero después también experimentamos más con Distrito Siete, el streaming que ellos nos invitaron a hacer (que siempre nos invitan, son re buena onda, le ponen todo) y que estaba re bien organizado, el sonido era muy bueno, había un televisor que apuntaba a nosotres con las cosas que la gente nos iba escribiendo. Entonces, ese fue un streaming bastante interactivo, donde no nos sentíamos tampoco tan solos. Valió la pena. Nos fuimos medio desconfiados porque hacía mucho que no tocábamos, y fue medio triste por la situación. Todo esto no te dan muchas ganas de tocar, aparte que somos una banda que por ahí en el escenario es más enérgica, y meterle energía para nadie es extraño. Lo hacemos en el ensayo, pero tocar así para nadie… es muy raro, y sin embargo la pasamos re bien y estuvo bueno. Aún así, como ya empieza a hablarse de la vacuna y qué se yo, no nos llama tanto hacer un streaming de nuevo por el momento. La gente está dispersa y sentimos que es bombardear con más información, y no sé, preferimos ahora estar tranquilos, volvernos a juntar de a poco a ensayar los temas estos que casi no pudimos y poder tocar en algún momento más adelante.

– ¿El disco lo cranearon en cuarentena, en medio de toda esta pandemia, o ya venían de antes las canciones y la idea?

– Hubo un tema que apareció apenas se cerró el segundo disco, el año pasado. Ese tema estaba ahí boyando, y cuando apareció vino este año. Para nosotres fue un año bastante particular porque Calo, el baterista, se operó, tuvo una operación re grosa, entonces como que dejamos ensayar bastante y eso hizo que no podamos seguir tocando ni ese tema ni ningún otro. Y los demás temas sí empezaron a aparecer este año, como de a poco. De hecho, en el contexto de pandemia fue tanta la tristeza que no teníamos ganas de hacer nada, y así y todo los temas empezaron a surgir. Después, entonces, surgió la idea inmediata más o menos en marzo, cuando empezamos a tener algunos temas no terminados, no ensayados, y empezamos a intuir que para dónde iba el disco, la tapa, qué queríamos decir, por ciertas películas que estábamos mirando, libros que estábamos leyendo… como que entendíamos para dónde había que ir.

– Y ahí decidieron dividir el disco en partes.

– Dijimos “Bueno, agarremos tres temas que son los que más o menos están listos y los otros que son bastante fantasmales dejémoslos”. Por eso fue la idea de dividir en dos partes, y darle duro a una, tanto a nivel compositivo como en la mezcla. Poder dedicarle a tres temas por un lado y a tres temas por el otro, porque cuando es un disco grande se dispersa mucho. Son muchos temas y es difícil de mezclar. Entonces ahí, terminar de cerrar esas tres canciones nos dio lugar a componer tranquilos, sin ningún apuro. En estos momentos encima en los que las redes te obligan a estar publicando un tema u otro.

– A dar señales de vida constantemente.

– Claro, se están lanzando muchos singles, y fue también por eso. Dividamos y hagamos ruido dos veces en el año. Total no vamos poder tocar. Y lo dividimos en tres y tres, en dos capítulos. De hecho, eso hasta nos dio lugar incluso a descartar canciones, sacar alguna que consideramos que no iba porque entendimos más para dónde iba el disco. Hay una canción, que casi fue una de las primeras que surgieron, y la bochamos porque no tiene que ver con este concepto, con el disco. Dividir nos dio lugar a pensar un poco más todo.

 
 

– Y pese a esta división, ¿sentís que conceptualmente quedaron ligadas las dos partes?

– Sí sí, están ligadas. Nosotres siempre tratamos de que el disco sea conceptual, pero el concepto se lo vamos dando en la marcha. Sentimos que están bastante ligadas en cuanto a la poética, en cuanto a la búsqueda estética musical. Hay un cambio que en los otros discos no existía, una fractura en cuanto a los estilos y los géneros, que antes éramos por ahí de apuntar más al punk, o post punk, o indie, con ciertos elementos más, pero ahora fue como que nos abrimos. Suena por ahí más pop, o más trap por momentos.

– En la “Parte 1” una de las cosas remarcables fue eso, que cada tema es un clima completamente distinto y aún así relacionado.

– Siempre tratamos eso un poco, en todos los discos. Medio que no nos pinta eso de sentir que una canción es muy parecida a la otra, o que tiene mucho que ver. Es como que nos estamos robando a nosotres mismos, y no nos gusta eso. De hecho, esa canción que te digo que desechamos, sentíamos eso, que era un robo a nosotres. Nos gusta que cada tema tenga su identidad, que digas “Ah, mirá este de lo que está hablando”, o cómo el ritmo, la tímbrica, todo, sea como un mundito pequeño.

– El título del disco es “Las Presencias”, y la “presencia” como término o concepto es algo que se vio totalmente afectado con esto de la pandemia. Streamings, videollamadas, Instagram Lives…

– Sí, tal cual. Cuando sacamos el disco medio que escribimos algo sobre las presencias, pensando en que “las presencias” de hecho es medio tonto decirlo, porque es todo digamos. Es todo lo que hay en nuestra cabeza, en nuestras ideas, en nuestras expectativas a futuro, en nuestros deseos, o lo que sea, o en la gente en que nosotros pensamos y recordamos, nuestros amigos. Viene por ese lado más que nada, no sabemos muy bien ni siquiera qué quiere decir. Como que viene por un lado entre fantasmal y no. Que sé yo, se vino dando por ciertas cosas. De hecho, está muy relacionado un poco la estética de este disco a Mariana Enríquez. Como que, de hecho, hay un libro que yo recién estoy leyendo y no sabía que hablaba tanto de las presencias así. Habíamos leído otro que nos disparó un montón de cosas acerca de la estética latinoamericana. Y nada, no sé, no sé ni por qué lado viene. Fue un nombre que se fue dando.

– Recién decías que cuando armaban el disco y el concepto justo estaban con libros, con películas. ¿Te acordás cuáles por ejemplo?

– Y… películas de Lucrecia Martel, películas bastante con una estética que reivindiquen lo latino. Incluso viendo muchas fotografías, de Marcos López, o gente así que resalta un montón la belleza latinoamericana o argentina, bien popular. Viene por ahí la idea de la estética del disco, por eso la foto. La foto la encontramos en el mercado de San Telmo, en un lugar donde vendían fotos antiguas y todas son antigüedades. Nos perdimos ahí entre las fotos y encontramos la que es la tapa del disco, que son unas mujeres argentinas bien de principios del siglo XX. Estábamos flasheando mucho con eso. De hecho, es una lástima que todo esto de la pandemia frenó bastante todo, porque no sólo en el disco se iba a dar, sino que íbamos a dar forma a todo en los videoclips también. Como queríamos mostrar un poco esa estética latinoamericana, queríamos hacer un video de “¿A dónde voy si se termina el mundo?” que, bueno, quedó frenado, pero tenía mucho que ver con eso, con esa estética visual latina.

– La historia que cuentan sobre la foto es increíble. La compraron sin tener idea de para qué la iban usar.

– Claro, de hecho la compramos incluso antes de que salga el segundo disco. Habíamos viajado a firmar el contrato con BPM Discos, que es el sello nuestro de Buenos Aires, y nos alojamos en San Telmo. Estábamos con todos los chicos ahí en una habitación, fuimos al mercado que nos quedaba la vuelta y apenas entramos había una mujer en una vidriera hablándole a un muñeco antiguo. Le decía “Te extraño”. Fue rarísimo ver eso. Y empezamos a meternos, entramos a comprar ropa antigua, usada, y al final nos empezamos a topar con todas estas cosas y entramos en este lugar de fotografías. Había unas muy freak, gente que se disfrazaba en Halloween acá en Argentina con unos disfraces horrendos, tipo muy bueno, y al final dijimos “Bueno, compremos esta”, y nos la llevamos. No sabíamos para qué la teníamos. La teníamos pegada acá en mi casa, la teníamos pegada arriba en donde componemos, en la compu, arriba del piano. Y nada, en aquel momento que empezó a ir todo por ese lado, leyendo a Mariana Enríquez o empezando a pensar en esto de lo bello que es lo latinoamericano, las caras, las figuras de acá, dijimos “Uy, vamos a esa foto, ¿qué le hacemos?”. Y bueno, ahí la Colo, Sofi, que toca los sintetizadores en la banda y siempre hace las animaciones de los discos, le dio toda esa estética, y el color, que también nos sorprendió porque le dio como algo nuevo, digamos, contemporáneo. Es re flashero cuando por ahí se pintan cosas antiguas, películas antiguas que las volvés a ver en color y es otra historia. Era muy colorido antes todo, y como que nosotros tenemos esa sensación de que es otra cosa… bueno, como las estatuas griegas, que según vi en un documental estaban pintadas en esa época, y nosotros las conocemos blancas e incluso las reproducimos así.

 
 

– Vos mencionabas que había una canción que ya la tenían de antes. ¿Esa es “Youtube” por casualidad?

– Es Youtube, es la que abre el disco, claro. De hecho, nos parecía jugado abrir con esa canción, porque tiene algo medio triste, melancólico, medio raro para arrancar un disco, pero la pusimos porque fue el puente entre este y el anterior. Además, es el único tema que llegamos a tocar. No sabíamos cómo íbamos a incorporarlo en la estética de este nuevo disco, pero al final pudimos en la grabación y en la mezcla decidir cosas que hicieron que todos los temas sean bastante parecidos.

– Paradójicamente, es uno de los temas que más reflejaba la sensación de esos momentos de cuarentena, que era todo medio encierro, incertidumbre, distancia.

– Sí, es medio loco, porque yo soy medio freak y vivo la vida bastante encerrado acá en mi nido, creo que como todes igual. Viste que nos estamos convirtiendo en japoneses de a poco (la vida de lugares como Tokio o cosas así), pero sí, la canción yo la compuse el año pasado, la hicimos con Maru, yo le empecé a tirar la primera letra, que fue en una noche ahí de… no depresión, pero viste eso que es tan tonto que nos pasa de sentarte y ver Youtube, estar ahí por la casa… No sé, por ahí nuestra poética pasa más por resaltar momentos cotidianos que inventar cosas. Tratamos de que los álbumes sean más una fotografía de nuestra vida, de poder verlo y decir “Ah, estábamos hablando de esto”, a inventar historias.

– Y es que incluso estas cosas que vos decís que por ahí son más de la cotidianidad en realidad también hablan mucho del contexto, de cómo nos afecta todo directamente, por más que después la letra sea sobre una fotografía puntual.

– De hecho un montón de gente nos escribió diciéndonos esto de Youtube precisamente, como que se sintió muy actual ese tema en particular sobre el encierro.

– Después también, por ejemplo, en Barrio Los Fresnos, hay un fragmento de la letra que apunta a una cuestión más ambientalista, de la violencia contra los animales.

– Claro, se fue dando solo. Te digo que por ahí somos de tirar una bajada política pero no tan literal, porque por ahí nos suena tosco cuando es tan directo en nuestra música, pero se fue dando espontáneamente. Estábamos hablando de San Nicolás, el lugar donde crecí yo, que es industrial y es re nauseabundo mal, y era inevitable hablar de esa violencia que se aprende, por una cuestión de marginalidad, en los barrios y en todo el mundo. Si vamos al caso, nosotros somos vegetarianos y en algún punto nos parece antiguo seguir comiendo carne en el sistema de producción que hay ahora, que no da abasto para nada. Si pensamos de acá a 50 años cómo vamos a hacer para abastecer a toda la gente, que se va a duplicar, va a ser una locura. Es imposible. Además de la tortura animal que es nefasta.

– Claro, y que la elección de ser vegetarianos seguramente es algo que adoptaron a determinada edad, porque desde chicos siempre está esa cultura más carnívora.

– Sí, de hecho, en una parte digo “nos hicieron asesinos”, que suena re fuerte, pero creo que en ese momento estaba haciendo referencia a algo más macabro. Y digo en los barrios porque estoy pensando en el lugar en el que yo crecí, pero es en todos lados. Una vieja que vive en frente del río, una cheta, no sé, cuida solamente a su caniche y después le importa todo un huevo.

– Respecto al sonido, ahora con “Las Presencias” decías que encontraron uno que les gusta más, que los identifica más. ¿Se sienten cómodos cuando les dicen que son una banda indie o post punk? ¿Con esa etiqueta?

– La verdad es que como nos encasille la gente creo que es re subjetivo y está bien. Nosotres sentimos que viene de todos lados la música. Yo escucho ponele mucha música clásica. Muchísima. Y he aprendido a componer, yo estudie para componer para orquesta y cosas así. A la vez nos gusta el pop, nos gusta un montón de música diferente que tratamos de que convivan juntas en la banda. El primer disco es medio post punk, y siento que le empezamos a gustar a gente que le gustaba el post punk de acá, pero de repente nos vieron medio pop, medios “blandengue”, y les causamos una confusión y perdimos seguidores. No sé… el otro día alguien me habló sobre este disco y me dijo “Che, es re pop”, y yo no lo veía tan pop pero sí entiendo por qué: en el sonido, en lo medio hi-fi, que tiene mejor definición y menos crudeza que los otros. Para mí, qué se yo, si yo tengo que pensar en nuestra música no lo encasillaría en nada, porque sé de dónde está viniendo todo lo que estamos produciendo, que es de muchos lugares diferentes. También de la adolescencia nuestra. Crecimos en los años 2000, yo escuché Britney Spears también.

– Claro, MTV a full me imagino.

– MTV a full, claro. No discriminaba nada. Entró todo. Entonces, como que encima ahora está todo esto de empezar a ver el pasado. Incluso el pop, que qué se yo, yo cuando era chico escuchaba Britney Spears y en un momento vino un amigo de mi hermano y me dijo “Che, esto es una pelotudez, tenés que escuchar los Red Hot”, y lo dejé atrás. Pero ahora escucho los disco de Britney Spears y yo no sé quién se los producía, ni si las letras las hacía ella, pero los discos son una bomba, y qué se yo, está en la capacidad de cada une de poder disfrutar o no de la música. Mientras puedas criticarla, o que no te entre así nomás sin ningún filtro, está bien. Tenés que escuchar todo, para mí. Y el término “indie” me gusta pero porque lo asocio a algo que viene de diferentes lugares, y más que nada a una búsqueda colectiva de este último tiempo, por lo menos de estos últimos diez años, que se empezó a dar en otros lugares y empezó a repercutir acá, de buscar un sonido diferente. Buscar que el rock suene diferente, que las líneas melódicas suenen diferentes, salir un poco de las escalitas de cómo se tocaba el blues o cómo hacía una canción de rock Pappo o Spinetta. Como tratar de que suene diferente. Y me gustaba el término “indie” porque yo lo asociaba a eso, pero no sé, yo todavía sigo diciendo que hacemos indie.

– Teniendo eso en cuenta, y en esta búsqueda que tienen ustedes, hay alguna banda que escuchen y piensen “estos están adelantados” o “es por acá”?

Creo que hay bandas re zarpadas. En la década del 10′ a mí me parece que todo lo que empezó a aparecer me sigue pareciendo nuevo y novedoso, pero yo ahora te nombraría, nada que ver, The Voidz, que es la banda de Julian Casablancas, el cantante de The Strokes. El loco armó una banda totalmente re freak y está haciendo algo que a mí me vuela totalmente la cabeza. Es muy freak, agarra elementos de varias épocas de la historia, por ahí las guitarras suenan medio heavy metal pero sobre algo re pop. Y es una locura, pero así muchas bandas. Ariel Pink, un montón. Y acá creo que hay muchas bandas tratando de hacer cosas nuevas. Me parece increíble lo que pasa en Rosario. Como Perro Fantasma, un montón de bandas que suenan a algo nuevo.

– Sí, que en Rosario creo que fue mucho más evidente porque también en un momento era muy evidente el estancamiento.

Sí, tal cual, de golpe nos empezamos a cruzar entre un montón de bandas, que yo creo que tuvo que ver con empezar a consumir cosas… ya te digo, a mí me pasó incluso de estar muy metido en componer música orquestal porque el rock me había cansado, y de repente, alejándome así un poco del rock, empecé a escuchar bandas de principios de la década del 10′ que me volaban la cabeza, que era un “pero qué están haciendo, uy”. Y así hasta que me volví a meter en el rock de cabeza y dije “Ah no, vamos a transformarlo todo”. Me gusta más estar acá en la música popular, y creo que a partir del 2015 o 2016 se dio en Rosario, y en todo el mundo también, por una cuestión de que gracias a YouTube y todas las plataformas llega todo inmediatamente.

 
 

Mientras que el primer capítulo de “Las Presencias” incluía las canciones “Youtube”, “¿A dónde voy si se termina el mundo?” y “La hora anaranjada”, en este se encuentran «Barrio Los Fresnos», «Paf» y «Las Presencias». El disco fue grabado en 2020 y mezclado por Gabriel Schubert, con mastering a cargo de Sr. Warrior en estudio Metamorfosis y editado por BPM Discos.

Bubis Vayins está compuesto por dos guitarras y dos voces (Maru y Nineo Zoom), batería (Calo), bajo (Miru) y sintetizadores (Sofi).