Joan Manuel Serrat se despidió este sábado de ños escenarios rosarinos frente a una multitud que se reunió en el autódromo de local. El catalán repasó buena parte de su trayectoria y pidió dejar “las melancolías y nostalgias” de lado para mirar al futuro.

Rosario fue la ciudad elegida para ser sede del primero de los siete recitales de “El vicio de cantar 1965-2022” que el trovador va a realizar por todo el territorio argentino (el martes 8 pasará por el estadio Mario Kempes de Córdoba y, entre el 19 y el 29 de noviembre, realizará cinco funciones en el porteño Movistar Arena) y ningún fanático quiso perdérselo. El autódromo recibió un público por  demás de variado.

Luego de una cálida previa con el armoniquista rosarino Franco Luciani, quien en estos días celebra sus veinte años de trayectoria y el reconocido guitarrista Leo Andersen.

Serrat abrió el show con “Dale que dale”, poema de Miguel Hernández que Serrat musicalizó y grabó con Miguel Poveda para luego dirigirse a un público notablemente emocionado y conmovido por la presencia de “El Nano” en la ciudad.

“Bienvenidos todos todas y todes, les voy a rogar que dentro de lo posible aparten todos los atisbos y tentaciones de melancolías y nostalgias que puedan amenazarnos. Piensen que de ahora en adelante todo lo que pase es futuro, y no nos lo vamos a perder», dijo el cantautor catalán que a la vez, bromeó con su despedida de los escenarios.

El artista, de 78 años, agradeció al público por acompañarlo «esta noche como lo han hecho a lo largo de toda mi vida», en otro tramo de un encuentro cargado de emotividad.

El show estuvo atravesado por las pasiones, el fútbol, los amores y por supuesto, la situación actual del mundo en la que se mostró muy crítico con el medio ambiente y reflexionó sobre el medio ambiente.

“Hace cincuenta años escribí esta canción confiando en la especie humana”, dijo presentando “Pare” y reflexionó acerca de la necesidad de un cambio en la sociedad “para no dejar a hijos y nietos un planeta enfermo”. Además, se atrevió a ironizar con la “Reina de Inglaterra”.

Luego del saludo que parecía el final, en un acto de arrepentimiento, dijo: “Seguimos en el escenario”. “Yo personalmente estaría cantando hasta el amanecer, pero probablemente haga un papelón en algún momento”, confesó bromeando una vez más con su público.

“Ha sido un gusto pisar una vez más Rosario y poder gozar de su afecto, un afecto del que pienso seguir gozando”, dijo ya conmovido. “¿Cuál?”, preguntó El Nano y el público enloqueció gritando títulos de sus canciones. “Muy bien, estamos de acuerdo, lo entendí, las dos vamos a hacer”, confirmó. Con “Pueblo blanco” y “Fiesta” con la que le dio el cierre triunfal a una noche histórica.

La relación entre Serrat y Rosario quedó plasmada en la tarde del viernes cuando el músico y compositor participó de la inauguración de un paseo que lleva su nombre y el de su amigo argentino, el fallecido escritor y dibujante Roberto “Negro” Fontanarrosa, ubicado en la esquina del mítico bar El Cairo en el centro de la ciudad.