Por: Diego Montejo (enviado especial)

Una plaza estridente y cargada de adrenalina. La ceremonia para ver al ídolo se repitió nuevamente como en cada lugar donde se lo convoca. Nadie faltó a la cita, fue su noche, imparable musicalmente, más su prudencia trasmitiendo paz. Salió al escenario y la plaza estalló en un grito colectivo, primitivo, como salido de las entrañas de las miles de gargantas que lo esperaban. Los celulares, un show aparte, como pequeñas luciérnagas encendidas esperando la instantánea o el video que ya está flotando en las redes de sus fanáticos.

A Abel Pintos le alcanzó sólo con cantar, no hubo luces ni efectos especiales, apenas un juego de conexión que generó un anillo de contención entre sus fanáticas, casi como un ejército que obedece a cada paso o momento del concierto sueltan la adrenalina de gruppies cargadas con alaridos, aplausos y lágrimas. Hubo niñas, adolescentes, familias, todos quisieron verlo, estar cerca de él.

La plaza por momentos era irreversible, los fanáticos avanzaban hacia el escenario mientras la seguridad y la policía funcionaban como una barrera humana de contención. Entre canciones que hablan de paz muchos discutían por butacas o por la mejor posición para ver el espectáculo. También fue una kermes, pues volvieron los vendedores ambulantes: gorros, vinchas y banderas se sumaron a la guerra de carteles que se levantaron a cada enfoque de la TV Pública.

Folclore hubo poco, sólo pasó cuando Pintos invitó a cantar a Nahuel Penissi con quien interpretó tres temas, entre ellos «El corralero» y «Chacarera de las piedras». La platea respondió bien, el aplauso fue cerrado. En la versión de «El corralero», emocionante, se los vio cómodos, sueltos y libres. Abel Pintos demostró que puede ir y venir de varios estilos musicales sin que esto lo incomode a él y sus seguidores.

Cantó dieciséis temas y por pedido de la gente volvió, con cambio de vestuario incluido, y cerró su actuación de hora y media. Fueron de la partida: «Como te extraño», «Sueño dorado», «A Dios y Motivos». En el bis hizo «Revolución» y «Bella flor». Si bien no entabló mucho dialogo con su público, apenas saludos y agradecimientos, casi terminando pidió protección de sus fanáticos a Dios y la virgen, místico, con una forma de hablar cansina y moviendo sus manos como invocando a lo no conocido y espiritual.

Claudia Piran y su regreso a la canción cuyana

Después de experimentar por un tiempo y de haber sido la pupila de Jorge Rojas, la sanjuanina Claudia Piran volvió a sus orígenes. Su voz dulce cargó de aromas de viña a la plaza, el fulgor de la tonada y la cueca se encontraron con ella como es sus primeras actuaciones en Cosquín. El vino y el corazón de San Juan revivieron en un grito cuyano que salió desde lo más profundo de su corazón. Sentada en una banqueta enfrentó al público que la estima y le devolvió su cariño en aplausos. Uno de los momentos donde se conectó fuertemente con la platea fue en el clásico cuyano: «Póngale por las hileras» y la excelente versión de la zamba «Cuando llegue el alba». Piran demostró su hidalguía de buena cantante e hija predilecta del festival.

Nahuel Penissi y su voz demoledora

Después de los ganadores del Pre Cosquín en categoría malambo, Nahuel Penissi regresó al Atahualpa Yupanqui, Cantó clásicos como «Cambia todo cambia» de Julio Numhauser, que consagrara Mercedes Sosa, también defendió temas de su último disco «Primavera» grabado en 2015 y nominado al Grammy Latino. Nahuel padece una ceguera total de nacimiento y hace pocos años se ganaba la vida como artista callejero. En poco tiempo se consagró como «Revelación» en Cosquín 2009 por la canción «Sin la voz», del Chango Nieto, y compartió escenarios con Luis Salinas, Teresa Parodi y Ligia Piro. Otro de sus logros artísticos fue la obtención del premio Gardel 2016. El último 20 de junio pasó por Rosario y cantó el himno nacional en el Monumento a la Bandera.

Una santafesina ganadora del Pre Cosquín

La rafaelina Patricia Ratti tuvo sus 20 minutos en Cosquín. Ganadora como voz solista femenina de la sede Rafaela del Pre Cosquín, la cantante apostó a los temas románticos y pegadizos. Comenzó con «Justo ahorazamba» de la nicoleña Anabella Zoch, continuó con «Cada vez que te vas», carnaval cruceño y puso boche final con «Todo igualito que vos», zamba de su padre el cantor Julián Ratti.

El resto de la cuarta luna…

En la noche de Abel Pintos subieron además al escenario Atahualpa Yupanqui: Rubén y Daniel Filipis, ganadores del Pre Cosquín en categoría dúo vocal; Todos, espectáculo integral de artistas cordobeses contra la trata de personas; los coscoínos de Ceibo, con homenaje a Horacio Guarany; la delegación de Colombia y el cierre del armoniquista Fabricio Rodríguez.

Fotos: Gentileza FolkloreRosario.com.ar 

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