Por Mario Luzuriaga

Hace tiempo que la acción y la comedia estaban tan unidas como ahora. «Duro de cuidar: Un guardaespaldas en apuros», llegó para divertir y también para mostrar cierta crudeza a la hora de la narración.

Michael Bryce (Ryan Reynolds) es un experto guardaespaldas que cae en desgracia, ya que uno de sus clientes ha muerto durante su custodia. Dos años más tarde, Darius Kinkaid (Samuel L. Jackson) es citado en La Haya para testificar contra el despiadado ex-premier de Bielorrusia, Vladislav Dukhovich (Gary Oldman).

La película es divertida, pero comienza muy fuerte la presentación del villano principal, interpretado por uno de los mejores actores que tiene el cine como lo es Gary Oldman. Es tan bueno que se hace querer u odiar en cada interpretación que realiza.

Samuel L. Jackson se parodia a sí mismo en esta película, diciendo todo el tiempo su insulto característico, lo que tiende a cansar. Pero lo bueno es que se complementa muy bien junto a Ryan Reynolds, que está muy bien en este rol, una versión light del superhéroe «Deadpool».

«Duro de cuidar: Un guardaespaldas en apuros» es una película para pasar el tiempo que divierte al público.

Calificación: Buena.