Por Mario Luzuriaga

Pasaron más de 75 años para que la «Mujer Maravilla» tenga su propia película y se instale en el celuloide. Y tuvo que ser esta maravillosa mujer, la encargada de salvar una franquicia de filmes que no convencía a la crítica ni a gran parte del público.

En esta oportunidad cuenta la historia inicial de la princesa Diana (Gal Gadot), hija de Hipólita (Connie Nielsen), quien tiene la idea de ser parte de una guerra como todas las amazonas; pero un buen día un piloto americano llamado Steve Trevor (Chris Pine) se estrella en la isla donde habita Diana luego de ser perseguido por el ejército alemán.

Trevor advierte que se está desarrollando la Primera Guerra Mundial y Diana decide ir a combatir al mundo y así entender el comportamiento humano.

La película es la más diferente de todas las que realizó la factoría DC, es todo muy distinto a lo que se vio en «Batman vs. Superman» o «Escuadrón Suicida». Aquí hay una historia con más fantasía y luminosidad que sus predecesoras, en la que una mujer puede cambiar y ser una heroína sin perder todos sus valores.

Gal Gadot sorprende para bien por cómo se calzó la pollera y el lazo para interpretar a esta mujer aguerrida, pero a su vez sensible y reflexiva que se preocupa por la gente que tiene a su alrededor y le brota por los poros su responsabilidad de salvar el mundo.

El resto del elenco está muy bien. Un Chris Pine (Star Trek y Jack Ryan: Código sombra) sólido interpretando a éste soldado/espía que va a hacer lo imposible por terminar con la amenaza enemiga y cumplen en sus roles Connie Nielsen y Robin Wright que supera el rol de Nielsen.

Lo más destacable es que por fin se dieron cuenta los productores –el estudio Warner–, que se puede hacer una historia de súper héroes seria sin caer en la solemnidad innecesaria (una herencia que dejó Christopher Nolan con su saga de «Batman»).

Este cambio que dio DC es totalmente positivo y brindo por un cine donde haya una competencia de igual a igual con Marvel, entregando al público cintas de calidad y no tan pegadas a la historia del cómic; ya que no todos los espectadores son comiqueros y se podrían perder en ciertos detalles dedicados especialmente para el «fandom».

Calificación: Muy buena.