Por Mario Luzuriaga

Esta semana se reestrena uno de los más grandes clásicos del cine de acción que marcó un antes y un después en el género.

En los años ochenta hubo una proliferación en el cine de acción. Estrellas como Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Chuck Norris y muchos más estaban salvando al mundo de terroristas, narcotraficantes y demás criminales.

Todos estos personajes tenían características especiales como ser militares profesionales, artistas marciales o máquinas futuristas, pero llegó el momento que el hombre común se enfrente a semejante amenaza. En realidad no era cualquier hombre común, era John McClane.

McClane (Willis) es un policía de Nueva York que tiene problemas con su esposa y decide viajar a Los Ángeles para reconciliarse, y no hay mejor fecha que la navidad para hacerlo. Holly (Bonnie Bedelia), es una ejecutiva de una corporación llamada «Nakatomi». John llega al edificio donde se encuentra su mujer y todo el personal haciendo una fiesta de fin de año y celebrando un importante negocio para la compañía. Pero todo se viene abajo con la llegada de un grupo terrorista comandado por Hans Gruber (Alan Rickman), que tiene como fin saquear 600 millones de dólares; lo que no saben es que se enfrentarán al hombre equivocado, en el lugar y momento equivocado.

Willis venía de actuar junto a Cybill Shepard en la serie «Luz de luna», pero el director John McTiernan lo convocó para que interprete a este policía que utiliza métodos improvisados a la hora de acabar con sus enemigos, como así también se convierte en uno de los anti-héroes más querido por el público, ya que interpreta a un hombre común con problemas como una separación, problemas de autoridad y con un manejo del humor y la ironía como nadie.

Es por esto que se necesita una gran contraparte para enfrentarse a este hombre y que mejor que un tipo totalmente cerebral, frío, calculador y culto como lo es Hans Gruber, magistralmente actuado por el ya fallecido Alan Rickman. Tanto McClane y Gruber, además de odiarse, juegan un juego espectacular del gato y el ratón durante toda la película; tal es así que Gruber es considerado por la crítica y el público como uno de los mejores villanos de la historia del cine.

«Duro de Matar» marcó un antes y un después en el cine de acción, de no ir tan al choque, sino que está bueno como el espectador entra en la psicología de los personajes y de que haya una historia un poco más profunda que repartir balas para todos lados; además de sufrir todo el tiempo, al igual que el protagonista, del acecho de los terroristas. Obviamente que se convirtió en un clásico instantáneo que tu cuatro secuelas más y con una posibilidad de una próxima aventura de este policía duro… de matar.

Calificación: Clásico. 

ATENCIÓN: SOLO DISPONIBLE EN CINES HOYTS.