-Por Luciana Mangó-

“Si no hubiera imperialismo, yo no haría cine”, define a su trabajo el realizador cubano Santiago Álvarez. Comprometido con la revolución de su época, Álvarez se convirtió en un referente de la historia cinematográfica de ese país, a través del mítico Noticiero Icaic que, en la década del 60, cambió la manera de informar y se convirtió en un arma de contrainformación para la época. A través de un recorrido por su obra, con testimonios de ex compañeros del noticiero y personajes de la cultura cubana, Fernando Krichmar pretende homenajear a este realizador en “El camino de Santiago”  un film que se mostrará hoy y el martes 1º, a las 21, en las sala Arteón.

¿Cómo se acercó a la obra de Santiago y por qué surgió el interés por homenajear la misma?

Desde los 90 acercaron materiales los profesores de la EPCTV por caso Molina, Postiglione, Jagger, Mario Piazza y tantos otros. Allí conocí sus grandes documentales: Now, Hanoi Martes 13, LBJ, Ciclón. Una vez en Cuba, coordinando la cátedra de dirección de la EICTV en San Antonio de los Baños, escuela fundada por el gran Fernando Birri y a la cual tuve el honor de invitar a dar talleres a muchos de mis maestros rosarinos, conocí a los hacedores de Noticiero Icaic latinoamericano, en realidad, la gran obra de la vida cinematográfica y política de Santiago Álvarez. Allí me di cuenta de que fue una gran escuela el Icaic (Instituto Cubano del Arte y la Industria cinematográficas). Decenas de jóvenes bajo la tutela de Santiago documentaran la historia cubana, latinoamericana y mundial desde el año 60 al 90. Casi todos los mejores docentes de la escuela habían participado en por lo menos 100 de los 1500 noticieros y entre todos abarcaban la historia completa de la máxima obra de Santiago ¡Y estaban casi todos allí!

¿Cómo fue el rodaje en Cuba? ¿Cómo se contactaron con los entrevistados y cómo accedieron a los materiales de archivo?

Trabajé en Cuba desde el 2003 hasta el 2006, allí pude hacer entrañables amigos que fueron el hilo de Ariadna que me condujo a la rica vida y obra de Santiago y el proyecto cubano de contrainformación audiovisual. Los principales de estos compañeros fueron Jerónimo Labrada, Daniel Díaz Torres, Raúl Perez Ureta, Daniel Diez, Myriam Talavera y sobre todo Lázara Herrera que fue la compañera de vida de Santiago y es quien protege y difunde el rico archivo que dejó en el Icaic. También fue clave la producción de Alejandra Guzzo y de Camilo Vives y el apoyo siempre del Icaic en el cual supimos hacer grandes amigos como en todo Cuba. En ese sentido, fue esclarecedor el testimonio de Silvio Rodríguez acerca de toda una generación de trovadores que se “salvó” del ostracismo gracias a que Santiago, viendo su valor, los cobijó en el noticiero donde se pudieron rodear de los mejores técnicos y músicos en el grupo de experimentación sonora del Icaic.

¿Por qué la elección de ese grupo de estudiantes para filmar un noticiero homenaje? ¿Cuándo surge la idea de incorporar esta propuesta al documental?

La idea original era que los “viejos” miembros del noticiero, ya luego de desarrollar extensas y exitosas carreras cinematográficas en diferentes rubros, se volvieran a juntar para hacer un noticiero “homenaje”. Fernando Pérez nos sugirió llamar a un grupo de chicos que estén en la situación en la que llegaron ellos en los 60 y 70 al Noticiero y tomamos ese consejo. El casting consistió en buscar jóvenes con algún conocimiento o formación en cinematografía pero “vírgenes” de documental, incluso algunos cambiados de rubro. Hugo Rivalta, por ejemplo, el director del corto homenaje trabaja habitualmente como guionista de ficción. Entonces decidimos que ellos se encontrarían con la obra de Santiago e interpelarían a los que se formaron con él quienes serían sus “asesores”. Así la historia de Santiago y del Noticiero se ve alimentada por el ansias de saber de la nueva generación que recibe la tarea de homenajear al maestro.

¿Qué cree que representa la obra de Santiago en la actualidad? ¿Cómo influyó en el cine y en los propios realizadores?

Creo que Santiago fue un gran artista del cine documental pero que a esas nuevas formas que aportó les agregó una ética y un contenido revolucionario y fue, tal vez, el más lúcido cronista del siglo XX. Aunque lo suyo nunca se limitó a la crónica, siempre tomó partido y formó generaciones en el hacer de un simple noticiero cinematográfico un arma de contrainformación.

¿Hay algo en particular de la obra de Santiago que te haya marcado personalmente como profesional?

Todo lo antedicho y la sacudida sensorial e intelectual que me produjo siempre ver su obra.