Por Javier Hernández

Y el día llegó. Diego El Cigala cumplió anoche aquella vieja promesa lanzada al aire en su último paso por la ciudad y, varios años más tarde de lo previsto -consecuencia de ese paréntesis que significó la pandemia-, por fin regresó. Lo hizo este viernes en el inmejorable marco de un colmado teatro El Círculo donde repasó las canciones de “Cigala Canta México”, su último disco editado en 2020 y que recién ahora comienza a mostrar en vivo. Y, como es costumbre en sus conciertos, invitó a ser parte de un largo viaje que se extendió por las regiones que forjaron su identidad musical.

Este cantaor español que, en vivo, suele darle a los temas una nueva piel, planteó un recital de clima íntimo e hipnótico. Lo hizo diagramando una secuencia musical que navegó por distintas sonoridades a partir de partituras expandidas que favorecieron el lucimiento de los instrumentistas que lo acompañaron: Un exquisito trío conformado por Marcos Niemietz en contrabajo, Israel Suárez Piraña en percusiones y el gran Jaime Calabuch “Jumitus” en piano quien además ofició de productor del disco.

Junto a ellos logró la hazaña de sintetizar en los primeros noventa minutos unas diez canciones de distintos matices con una naturalidad propia de una jam session pero sin la improvisación que caracteriza a las reuniones de jazz. El resultado: un repertorio cercano y, por sobre todo, conmovedor a través de rítmicas que se movieron desde la expresión caribeña hasta el flamenco, desde los boleros y rancheras mexicanas hasta los colores del tango rioplatense.

El piano empezó a sonar pasadas las 21 cuando el teatro se oscureció y sobre el escenario apareció Jaime Calabuch alias Jumitus. Se comenzaba a entrever qué tipo de concierto se venía por delante con una larga introducción de “Te quiero, te quiero” a la que, más tarde, se sumó El Cigala aportando los colores de su voz para el puntapié, al que seguiría -ya con toda la formación-, el clásico “Sí te contara” y las palabras de bienvenida: “Que felicidad estar acá esta noche después de pasados unos años. En este emblemático teatro, este templo. Que Dios los bendiga mucho”, dijo en una de las pocas palabras dirigidas a la audiencia.

Es que El Cigala habla a través de su repertorio, en sus gestos, las canciones que elige y cómo las interpreta, sus rituales y los bailes. Lo hace también con otros lenguajes sensibles: la expresión de una voz que pena cuando canta “soledad”, en un tema homónimo de Chavela Vargas, y que se alegra cuando expresa “te quiero, te adoro” en “Dos Gardenias” de Isolina Carrillo. 


Es esa construcción íntima y cercana que lo hace magnético, donde él se siente un pez en el agua y sobre la que construye ese vínculo real que trasciende, abriendo atmósferas sensibles, singulares e irrepetibles en la que cobran nuevos vuelos cada gestos. Desde allí se comunica, y alcanza; al menos eso reafirmó el público este viernes.

El ritmo caribeño del segundo tema va dando paso a otros menos soleados con “Amar y Vivir” de la pianista mexicana Consuelo Velázquez que el cantaor grabó como parte de “Blanco y Negro”, un disco junto a Bebo Valdés.

Se sumó la esperada “Compromiso” y los primeros acordes de “Lágrimas negras” hicieron parar a la platea. Los temas están arreglados de tal forma que asumen largos pasajes instrumentales que permiten el lucimiento del trío, mientras El Cigala marca los tiempos con todo su cuerpo. Éste último en una versión cercana a los quince minutos que cobró una nueva dimensión espacial favorecida por la acústica del recinto y la puesta en escena de corte minimalista.

Una larga intro del piano abre un espacio para dúo con el tango a la cabeza: “Garganta con Arena” inaugura en un nuevo mini bloque de registros heterogéneos que se redimensionan y, entre complicidades de Diego El Cigala y Jaime Calabuch -cada uno con la mirada puesta en el otro- suman “Canciones de las simples cosas”.

Es el turno de “Veinte años” y mientras el cantaor se termina de ambientar, la introducción de “Corazón loco” se repite como un loop hasta que vuelve la conexión más rítmica que busca cerrar con “La bien pagá”. Han sonado las primeras diez canciones de la noche en este formato extra large y mientras el protagonista deja el escenario, Jumitus comienza con sus señales de destreza instrumental: “Soledad” y “Se nos rompió el amor” en formato de piano y voz, conforman un momento de gran factura en la noche.

“Los quiero. Espero volverlos a ver prontito”, expresó Diego El Cigala después de los saludos de rigor y con una ovación de varios minutos que condujo a una vuelta a escena para recorrer lo que parecía el último tema de la noche: “Dos Gardenias” ya con toda la formación y una nueva versión con pasajes solistas de cada músico. Pero habría más: Cuando nadie lo esperaba y cientos de personas ya caminaban hacia las salidas, los músicos volvieron para hacer una más con la versión de “Obsesión”.

Así, el músico flamenco regresó para brindar un concierto de alto vuelo que se terminó extendiendo por algo más de dos horas y en el que volvió a mostrar un cancionero profundo, una oda a la música de raíz ibérica como expresión de la más honda multiculturalidad de una tierra que, por lejana que parezca, compartimos muchas y muchos.

En su más reciente álbum el cantaor se adentró en aquellas sonoridades que lo marcaron a fuego desde su primera infancia y lo hizo a partir de boleros y rancheras legado de grandes leyendas como  José Alfredo Jiménez, Vicente Fernández, Chavela Vargas, Javier Solís, Agustín Lara. Desde allí, brindó un sentido homenaje a la tierra que ama.

Canciones que volvieron a nacer con el pulso de quien las vive mientras le canta al amor, el desamor, la tierra y la soledad. Es su expresión, quizá, una conjunción perfecta de esa energía siempre conectada y profunda: con sí mismo y con el entorno. Y valga el ritmo que le fluye que logra trasmutar. 

De esta manera quedó inaugurada la temporada de los más esperados recitales internacionales del 2022, en lo que se consagra como la vuelta a la presencialidad. El recital de El Cigala se dio en el marco de una gira Sudamericana que lo tendrá este sábado presentándose en Buenos Aires y el lunes en la ciudad de Mendoza donde se despedirá de Argentina antes de continuar su gira por la región para seguir mostrando su último álbum y repasando sus más de veinticinco años de carrera.