El pianista de jazz Jorge Navarro, con una carrera de más de 60 años en el género desde su debut a los 18 en los Swing Timers, y próximo a cumplir 80 años el 20 de enero próximo, presenta este viernes 3 y sábado 4 de enero en el reducto musical de Bebop su última placa discográfica.

Se trata «Jorge Navarro & Amigos», un material grabado este año en vivo en una serie de conciertos en el auditorio de la Usina del Arte, donde se presentó con un trío base compuesto por él, Arturo Puertas en contrabajo y Fernando Martínez en batería, que tocaron distintas composiciones con variados músicos como Luis Salinas, Ricardo Lew, Mauricio Percan, Bernardo Baraj, Alejandro Martin y Luis Cerávolo, entre otros.

Aunque el disco mantiene una misma fisonomía y una atmósfera que hila todas las composiciones con una cierta elegancia y preciosismo, el armado de los temas correspondió antes a los músicos invitados que al trío de base ya que, cuenta Navarro, «cada músico eligió lo que quería tocar, yo no le impuse nada a nadie, cada uno venía con su tema, con lo que le gustara tocar, pero es cierto que de alguna manera nos conocemos mucho y vibramos en una misma frecuencia».

En los shows en vivo de Bebop ya están garantizadas las presencias de Alejandra Martín, Luis Cerávolo, Bernardo Baraj, Ricardo Lew y Mauricio Percan, además de otra lista de invitados sorpresa que el músico prefiere no revelar por el momento.

«No sé si son cuestiones modernas o antiguas, no me gusta ponerle nombre, para mí Louis Armostrong es moderno y algunos dirán que estoy loco. Esto de moderno o antiguo no traduce la realidad de lo que sucede, yo diría mejor que tocamos jazz a la manera en que a cada uno le sale, sería como un mainstream; está claro que no es dixieland, ni New Orleans», asegura sobre el conjunto de temas reunidos en la placa y que tendrán nueva versión en Bebop el viernes y sábado próximos.

La lista de composiciones incluye un bolero, un caribean jazz y luego estándards conocidos, desde antiguas composiciones de la gran canción norteamericana hasta piezas de bebop, que pueden ir de 1930 a 1960, dentro de las que se encuentran «Scrapple from the Apple», de Charlie Parker, «Doxy», de Sonny Rollins hasta «You Got to my Head» de Fred Coots o la británica «Limehouse Blues».

Sobre el modo en que músicos y trío logran acompañarse y obtener una atmósfera común a lo largo de todo el material, Navarro remarca que el «buen músico de jazz es muy dúctil».

«No copia sino que se adapta al estilo, cuando yo toco con Ricardo Lew o con Luis Salinas no me disfrazo pero tengo una forma de tocar en la que sé acoplarme a lo que viene de ellos dos. Una banda de jazz es como un equipo de fútbol donde todos juegan para el mismo equipo y la idea es que no haya uno que se destaca tanto que los demás queden descolocados», sostiene.

«La unidad de sonido -agrega- la da el trío, y esto es tan viejo como el jazz, el rey de esto fue Oscar Peterson».

La trayectoria de Navarro en el jazz se inicia apenas décadas después de que el género nacido un Nueva Orleáns llegara al país: en 1958 debutó con los Swing Timers, que tocaba al estilo de las formaciones de Benny Goodman, grupo con el que dejó tres registros.

En 1960 conforma la Agrupación Nuevo Jazz junto a Leandro «Gato» Barbieri, Rodolfo Alchourrón, Horacio «Chivo» Borraro, Alfredo Wulff y otros grandes músicos, en una suerte de avant garde del jazz argentino,

Años después reside en Estados Unidos y acompaña a músicos inmensos de la talla de Ella Fitzgerald, Jim Hall, Roy Eldridge, Ray Charles y Buddy de Franco, Natt Adderley y Clark Terry, entre otros, hasta que vuelve al país y participa entre otros proyectos de la Banda Elástica y forma una big band propia además de innumerables proyectos como solista o en dúos.

A punto de cumplir 80 años, dice: «Sigo descubriendo cosas, músicos tremendos con los que toqué como Guillermo Alchouron, Buddy Franco, Ella Fitzgerald o el «Gato» Barbieri me aportaron un caudal de cosas increíbles que uno va incorporando de modo inasible y sin copiar».

«Sería muy pretencioso decir -agrega- que creé un estilo pero creo que encontré una manera propia de tocar que la gente reconoce como mía; yo empecé como todo el mundo copiando a Teddy Willson, Fats Waller, Bud Powell, Oscar Peterson, cada uno que aparecía era un mazazo en la cabeza y de cada uno fui tomando algo hasta que lo incorporé a mi propia personalidad y empecé a tener un sonido propio.»