El actor e influencer tucumano Enzo Aguilar llegará a Rosario el próximo jueves para presentar el unipersonal “Como te digo una cosa… te digo la otra”: un espectáculo que narra desventuras personales, atravesadas por el humor.

El show podrá disfrutarse el jueves 1 de septiembre a las 21 en el Gran Salón de la Plataforma Lavardén, ubicado en la esquina de Sarmiento y Mendoza. Las entradas para el espectáculo pueden adquirirse en la boletería del teatro o de forma virtual.

Para palpitar la presentación en el escenario rosarino, Conclusión dialogó con Aguilar, quien adelantó algunos detalles del show, el cual estará atravesado por la risa, la sorpresa y el llanto. Además, reconoció que tiene “las mejores” expectativas para su visita a Rosario.

En esta línea, el influencer también habló de cómo fue abandonar su pueblo natal en Tucumán para instalarse en Buenos Aires, y analizó el rol de las redes sociales en su carrera.

 

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– ¿En qué consiste el unipersonal?

–La idea del unipersonal es sorprender. La gente puede ir con un concepto que ve en las redes, donde generalmente me quejo de las cosas, pero siempre desde el humor. En esta obra planteo mi historia de vida contada a través del humor, por eso se llama ‘Como te digo una cosa… te digo la otra’. En el espectáculo hablo de cómo fue haber nacido en un pueblito chiquito, con ciertas dificultades económicas, de mi familia, del primer amor y lo que significa ser gay en Tucumán. Al final, como sorpresa, creo que tiene un mensaje muy lindo y que la gente pasa de la risa al llanto en un segundo.

– ¿Cómo fue dejar Tucumán e instalarte en Buenos Aires?

– Todo un tema. Primero porque nací en un pueblo tucumano llamado Esquina Leales. Si lo buscás en Google Maps no aparece, es muy chiquito, y no había forma de que pueda desarrollar ahí lo que a me gustaba. No había teatros ni centros culturales, y yo desde chico jugaba a actuar y escribir. Era más fuerte que yo, veía en la televisión los musicales o sketchs y necesitaba hacerlos. Así que me puse como meta que, apenas crezca y tenga los medios económicos necesarios, me iba a venir a Buenos Aires. Cuando me gradué del secundario empecé una carrera universitaria, pero sabiendo que no la iba a terminar. Me vine a Buenos Aires en el 2020, cinco días antes de que empiece la pandemia. No podía ser peor el inicio, y no me podía volver a Tucumán porque estaba todo cerrado. Fue difícil.

– ¿Qué rol ocupan las redes en tu trabajo?

– En la pandemia empecé a hacer vivos que no los veía ni mi mamá, pero con la constancia y lo maravilloso que tiene el mundo de las redes, que no sabés quién te está viendo, un día fueron diez personas, al otro día quince y cuando me di cuenta eran quinientas personas mirándome. Un día estaba enojado, no me acuerdo qué me había sucedido, y me empecé a quejar embaladísimo y, cuando terminé, alguien me escribió diciéndome que tenía que cortar el video y subirlo, fue un usuario X que me encantaría saber quién es para agradecérselo. Lo corté, lo subí, porque me pareció una buena idea, y fue el primer video que se viralizó. Las redes me son 100% útiles para lo que a mí me importa, que es el teatro. Las plataformas como Instagram, pero sobre todo TikTok, han venido a revolucionar el mundo, y tienen una importancia tan grande que a todo lo pensás a través de ellas.

 

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– Con tu desempeño artístico generás mucho trabajo de forma directa e indirecta, ¿cómo te afecta esto?

– Estoy anonadado, porque me pregunto en qué momento ocurrió. Al comienzo estaba todo bien porque nadie dependía de mí, yo ponía el teléfono, grababa el video, gritaba un poco, lo subía y listo. Ahora, con lo de los teatros y al no poder coordinar las fechas yo solo, necesité una productora y alguien que organice los viajes y las fechas, y cuando te das cuenta de todo eso caes en que es el doble responsabilidad, porque hay que pagarle a la gente, pero también es el doble de satisfacción.

– ¿Cómo es el proceso de crear los guiones y construir la obra?

– El guion ya estaba escrito. A mí me encanta escribir, era la única actividad que tenía de chico que me distraía del no poder hacer lo que me gustaba. Me acuerdo que tenía como hobby ver a dos personas en el bondi, desconocidos, las miraba y me inventaba una historia entre ellas. En medio de la pandemia les relataba a mis amigos un montón de anécdotas que a ellos le daban risa y me decían que tenía que contarlas en escena en algún momento. A esas cositas las iba anotando y le busqué una línea de tiempo, porque había relatos de mi niñez, adolescencia y adultez. Obvio que me quedó material afuera, como para hacer tres unipersonales más. Si esto funciona bien habrá segunda parte, pero lo difícil es el día del debut, porque me inquieta que a las otras personas no les dé gracia, capaz que estoy diciendo cualquier estupidez y no sabes cómo probarlo. La cuestión es apostar, yo me grababa con el teléfono y se los mostraba a amigos: si les daba gracia, funcionaba.

– ¿Qué rol juega el humor en tu vida?

– Es amplio, porque siento que el humor es poner algo que no estuvo tan bueno del otro lado. Alguien que habla desde el humor o que hace humor, te está contando algo que no estuvo tan bueno, y eso para mí hay dos formas de abordarlo: o se nace con esa capacidad de reírse, desdramatizar e invitar a que la otra persona sienta que puede hacer lo mismo con sus problemas; o simulás que te causa gracia, pero en realidad no es así y no la estás pasando bien. Esto último sería un poquito más complicado que me suceda, creo. Yo siento que de verdad me tomo la vida con risa, hay cosas que ni siquiera las cuento, situaciones familiares espantosas, y viene de familia tomarlo con humor.