El dramaturgo uruguayo Jacobo Langsner, nacido en Rumania y radicado largamente en la Argentina, de extensa trayectoria en el teatro rioplatense y autor de grandes éxitos en el cine de nuestro país como es el caso de «Esperando la carroza», murió esta madrugada en Buenos Aires a los 93 años, confirmó Argentores.

Nacido en Romuli (Rumania) el 23 de junio de 1927, pero criado en Uruguay, el escritor es responsable de títulos como «Darse cuenta», «El agujero en la pared» y «Besos en la frente», entre otros filmes; como así también por obras de teatro como «Locos de contento», “El tobogán” y “Paternoster” y ciclos televisivos de la talla de «Alta comedia» y «Atreverse», en los que tuvo una estrecha colaboración con el director Alejandro Doria.

El escritor inició su carrera a principio de los años 50 del siglo pasado a partir de su participación en la escena teatral independiente uruguaya, con títulos como «El hombre incompleto», «La rebelión de Galatea», «Los ridículos» y «El juego de Ifigenia».

Durante muchos años, Langsner integró en Montevideo la comisión directiva y el comité de lectura de Club de Teatro, grupo independiente fundado en mayo de 1949 y ya inexistente.

En 1956 viajó a Buenos Aires, invitado por su coterráneo Román Viñoly Barreto, y aquí redactó libretos para radio y televisión. Regresó brevemente a Montevideo, donde firmó guiones para TV, pero en 1968 volvió a radicarse en la Argentina y a partir de entonces sus abundantes creaciones teatrales le permitieron construir una valiosa trayectoria en el medio.

En 1962 estrenó con la Comedia Nacional uruguaya «Esperando la carroza», su obra más famosa, la cual tuvo una versión televisiva en un capítulo de «Alta comedia» y algunas adaptaciones teatrales, aunque debería esperar hasta mediados de los 80 para su traslado y consagración en el cine.

En Buenos Aires continuó con su actividad hasta alcanzar el reconocimiento general con «El tobogán», a la que se sumó en 1973 “La gotita”, un texto muy ingenioso protagonizado por Luis Brandoni y Marta Bianchi, oportunidad en que refiriéndose a él se lo llamó “el Neil Simon criollo”.

En 1975, al integrar las listas negras de la organización terrorista Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) junto a actores, directores, dramaturgos y otros intelectuales, el escritor se exilió en Madrid, donde también llevó al teatro el que sería su texto más reconocido, junto con «Paternóster».

Su regreso al país coincidió con la vuelta de la democracia y le deparó su etapa de mayor reconocimiento popular, con una gran cantidad de títulos suyos en el cine, en muchos casos con la participación de su gran amiga China Zorrilla.

Sin embargo, fueron los diálogos creados en «Esperando la carroza», dirigida por Alejandro Doria -ejemplo de grotesco nunca superado en el cine local-, los que le valieron su trabajo más aclamado, algo ratificado en el gran número de latiguillos extraídos de ese libreto por el habla popular.

Frases como “¡Qué miseria! ¡Tres empanadas!”, pronunciada por Luis Brandoni, y “Yo hago puchero, ella hace puchero”, dicha por China Zorrilla, integran el habla popular. De ese título también surgió el personaje de Mamá Cora, creación que Antonio Gasalla interpretó desde entonces bajo el nombre de “La Vieja”, con el cual ha recorrido espectáculos teatrales y shows de televisión.

Previo a ese título escribió para el cine el guion de “Darse cuenta”, junto a Doria y sobre un episodio de la vida real comentado por Zorrilla, sobre un chico accidentado al que dan por desahuciado en una clínica y que recogió recordadas actuaciones de la actriz, Luis Brandoni y los jóvenes Darío Grandinetti y Mónica Villa.

También realizó la adaptación cinematográfica de su obra “Una margarita llamada Mercedes”, segunda versión de “Un agujero en la pared” (1973), que en el cine se llamó “Besos en la frente” (1996), de Carlos Galettini, con Zorrilla y Leonardo Sbaraglia.

Menos afortunada fue su intervención autoral en “Cohen vs. Rosi” (1998), dirigida por Daniel Barone, con Alfredo Alcón y Adrián Suar, que lo llevó a un serio entredicho con la producción, ya que su texto había sufrido importantes alteraciones.

A principios de la década se destacó con la intensa “Otros paraísos”, con Norman Briski y Cristina Banegas, estrenada en el Teatro San Martín, y su canto del cisne se produjo con “Damas y caballeros”, que tuvo varias versiones desde 2003, tras lo cual el autor se llamó a silencio por razones de salud.

En cuando a premios, el trabajo de Langsner fue merecedor de galardones en el rubro teatral, cinematográfico y televisivo, aunque seguramente nada se compare al hecho de que miles de argentinos sean capaces de reproducir de manera textual muchos de sus diálogos.

Entre otros, recibió el Premio Florencio Sánchez, otorgado por los críticos de Montevideo a “El tobogán”, y, en la Argentina, el María Guerrero a “Otros paraísos”, estrenada en el San Martín por Norman Briski y Cristina Banegas, el Argentores para “Una corona para Benito”, y el Cóndor de Plata por “Darse cuenta” y “Esperando la carroza”, más un Martín Fierro por “Atreverse”.