El actor Gilbert Gottfried, comediante que se hizo popular tanto por su humor incorrecto como por su característica voz, que lo convirtió en un requerido actor de doblaje, murió a los 67 años por una infección cardíaca de larga data.

Así lo confirmó a través de un mensaje en Twitter el publicista Glenn Schwartz, amigo personal del actor, quien lo definió como «la voz más icónica de la comedia«, lo recordó como «un maravilloso esposo, hermano, amigo y padre» y pidió que «aunque es un día triste para todos nosotros, sigan riéndose lo más fuerte posible en honor a Gilbert«, según replica el sitio especializado Variety.

Gottfried comenzó a ganar popularidad en los primeros años de los `80 tras su breve paso por el histórico ciclo humorístico «Saturday Night Live», en donde llamó la atención por sus imitaciones de trazo grueso, su humor incorrecto y su voz chillona y ronca.

De esta manera, el actor se convirtió en una de las figuras más buscadas a la hora de ponerle voz a personajes animados, como ocurrió en el caso del hilarante loro de la película «Aladdin o en las series «Los padrinos mágicos» y «Ren & Stimpy», entre otras.

Pero su cara también se hizo conocida al aparecer en filmes como «Un detective suelto en Hollywood», «Mira quien habla» y «Adorable criatura», entre otros.

La figura de Gottfried también fue centro de polémicas debido a comentarios incorrectos en tono humorístico sobre distintos sucesos trágicos para el mundo occidental, como cuando hizo alusión a que los aviones que volaban por Estados Unidos no realizaban viajes directos porque hacían escala en Las Torres Gemelas.

Sin embargo, todos sus colegas valoraban su calidad humana, de acuerdo a lo manifestados públicamente hoy por varias personas que lo conocieron.

“Divertido, políticamente incorrecto pero blando por dentro. Nos encontramos muchas veces; incluso me hizo una broma en un avión, reemplazando a mi intérprete”, escribió por ejemplo la actriz hipoacúsica Marlee Matlin en Twitter.

“El tipo de humor de Gilbert era descarado, impactante y con frecuencia ofensivo, pero el hombre detrás de las bromas era todo lo contrario. Conocí a una persona que era dulce, sensible, sorprendentemente tímida y llena de un sentido infantil de alegría y asombro”, dijo por su parte Frank Santopadre, compañero del actor en un podcast.