Federico Fellini fue quien relató de la mejor manera la realidad de lo que había dejado la segunda guerra mundial, utilizando su expresión artística plasmada en la cinematografía.

El director italiano, ganador de cinco Óscars, había llegado a reproducir uno a uno los edificios de la romana Via Veneto, escenario de La dolce vita (1960), en aquella colosal ciudad del cine, levantada por Benito Mussolini en su afán por competir con Hollywood.

Fellini nació en Rímini, una pequeña ciudad del Adriático en cuyas playas se doraban al sol las primeras turistas nórdicas, las hermosas valquirias que después homenajearía en muchas de sus películas. Las mujeres, vistas como diosas del deseo o figuras maternales, serían una obsesión en su cine. Pasó su infancia devorando tebeos, escapándose sin permiso al cine y caricaturizando a sus maestros.

A los 19 años viajó a Roma con la excusa de estudiar Derecho, aunque nunca asistió a clases. En realidad, su intención era dedicarse al periodismo y al dibujo de viñetas, al que accedió a través del semanario satírico Marc’Aurelio, quien le convirtió en una firma reconocida, y pronto comenzó a manejarse en el ambiente de la noche romana, el teatro y los vodeviles.

Escribió humor para las revistas de sus amigos hasta historias dramáticas para radios, medio en el cual conoce a su amada Giulietta Masina, actriz que resultó ser su musa inspiradora y su amada esposa, de la cual jamas se separaría.

Durante esta época, Fellini encontraría un gran compañero, quien fue el que lo introdujo directamente a la escena del cine: el director, Roberto Rosellini, quien además de encargarle algunos guiones, como el de Roma, ciudad abierta (1945), solía dejarle al mando cuando se ausentaba del plató, algo habitual.

En 1950 se estrenó como codirector, junto a Alberto Lattuada, con Luci del Varietà, pero el filme fue un fracaso comercial. Dos años después debutó en solitario con El jeque blanco, otro resultado adverso al que esperaban. El éxito le llegó finalmente con Los inútiles (1953), una cinta de tintes autobiográficos sobre su juventud en Rímini.

Federico Fellini fue reconocido en todo el mundo con diferentes premiaciones, desde un Óscar por La Strada(1954), hasta en festivales internacionales como el de Cannes donde fue premiado con la Palma de Oro. Sin embargo, L’Osservatore Romano pidió la excomunión para los que la vieran. Este hecho, le acentuó una depresión que combatió mediante el psicoanálisis de Jung, terapia que se notaría en su arte. Recibió dos Óscars más por Fellini 8 ½ (1963), un autorretrato, y Amarcord (1973), un regreso a su juventud. El quinto, en homenaje a su carrera, le fue otorgado meses antes de su muerte.

Conmemoración de su nacimiento en el Consulado de Rosario

En relación a este día, el Consulado General de Italia en Rosario, había dispuesto una actividad para la jornada, donde se proyectaría el film Amarcord en el jardín de la institución a las 19, la cual fue suspendida por los anuncios de inclemencias climáticas.

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