Por Mario Luzuriaga

Hoy se estrena en la TV Pública la serie «Balas perdidas», filmada íntegramente en Rosario y con la participación de elenco y equipo de la ciudad. Se destacan Luis Machín que se pondrá en la piel de éste estafador que realizó lo que se denominó el «robo del siglo», llevándose la suma de 30 millones de pesos del Tesoro Regional del banco provincial de Santa Fe.

El director Hugo Grosso dirigió esta ficción y dialogó en exclusiva con Conclusión acerca de esta serie que se emitirá desde este martes a las 23.

—¿Qué se va encontrar el público en esta nueva ficción?

—»Balas perdidas» es una serie que ganó un concurso para productoras con antecedentes que organizaba la Televisión Digital Abierta (TDA) en 2014, y en 2015 contamos con los recursos para producirla. En un principio era una serie pensada de 13 capítulos de 26 minutos, pero que se emitirá de una hora y serán seis capítulos; se reestructuró todo y el episodio final será de una hora y media. Básicamente tomamos un fraude que hubo en Tesoro Regional del banco provincial de Santa Fe en el año 1992, donde aprovechando el «Plan de convertibilidad» de Cavallo, se alzaron de una suma de 30 millones de pesos. Mediante ese fraude que consistió en que esa moneda que iba a la quema. Los tesoros regionales son como sucursales del banco central en las provincias y hacen las operaciones de cambio de moneda, entonces en vez de sacarla de circulación, el objetivo fue robarla y ponerla de vuelta en el mercado.

—¿Tuvo que hacer una investigación previa de los acontecimientos?

—Tomé este hecho de las crónicas policiales de la época y eso me sirvió para construir la ficción. Investigué bastante para acceder a la sentencia del juicio, paralelamente el robo fue en el ’92 y el juicio recién en el 2001, con lo cual permitió hablar de toda esa década donde ocurrió un fraude mayor a nivel nacional, de cómo se vendía el país.

¿Pudo hablar con la persona que realizó este hecho?

—No directamente con el estafador, sí investigué mucho con gente vinculada, con cómplices que tuvieron una condena menor y a quiénes conocía porque eran ex-bancarios. Yo trabajé en el Banco Provincial de Santa Fe cuando era joven y a algunos de ellos los conocía y otros que fueron perjudicados por el hecho sin haber participado. Hay que tener en cuenta un dato importante, que los noventa fueron los años donde se privatizó la banca pública y éste hecho sirvió como argumentación y un proceso de desacreditación para pasar a lo privado.

En teoría el gobierno de esa época tomó éste fraude para beneficio de los privados.

—Si sin duda, eso surge desde la mirada de los bancarios de esa época. Era un momento donde había reticencia a las privatizaciones y la unidad gremial también es un momento de bastante individualismo. Acordate de que en los noventa hubo un deterioro de las organizaciones sociales y eso permitió las privatizaciones.

—¿La serie se filmó en Buenos Aires y Rosario?

—La ficción se filmó íntegramente en Rosario, íbamos a filmar algo en Buenos Aires pero optamos por hacerlo aquí porque la mayoría del elenco es de allí. El mayor problema era trasladar a Luis Machín porque solo podía los lunes y martes para filmar porque luego tenía que volver porque hacía teatro. El equipo técnico era una fusión de todos lados, también hay actores de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, está bueno mezclar actores de otros lados y compartir estilos.

¿Cómo definiría a ésta ficción?

_Extraordinaria (risas), es una ficción que propone un desafío complicado desde el punto de vista de acceder a la televisión. Yo vengo del campo documental y me sirvió para la investigación, hace tiempo que quería pasar a la ficción y me tuve que ajustar a lo que se hace para televisión. Me parece un logro en el punto de vista de haber intentado una producción grande, que puede ser pensada para el «prime time», pero con menos recursos. Intento contar una serie de salir del modelo de la cuarta pared y tratar de contar algo más cinematográfico con más locaciones y una dinámica de puesta en cámara no tan convencional. Estoy muy satisfecho y feliz de que se pueda ver.