Michael Jackson, el genial «Rey del Pop» que pasó de ser la juvenil estrella mimada del sello Motown que cumplía el «sueño americano» para la raza negra, a ídolo indiscutido a nivel mundial tras el éxito descomunal del disco «Thriller», moría un 25 de junio de 2009 en su mansión de California, a causa de una sobredosis de medicamentos y en medio de una creciente polémica en torno de su figura por denuncias de abuso sexual infantil en su contra.

El deceso del artista se produjo en momentos en que preparaba una nueva serie de presentaciones que buscaban relanzar su carrera, tras las duras acusaciones que opacaron su carrera y lo llevaron al estrado, retomadas este año a raíz del estreno de «Leaving Neverland», un documental en donde las supuestas víctimas presentan un descarnado y detallado relato de los hechos y que separó las aguas entre sus seguidores.

Sin embargo, las sospechas acompañaron al artista desde 1993, año en que se escuchó públicamente la primera acusación, lo que provocó un pronunciado declive en su trayectoria y un recrudecimiento de su ya, de por sí, excéntrico comportamiento.

Hasta entonces, el hombre nacido en Indiana en 1958, que había batido récords impensables al posicionar a «Thriller», de 1982, como el álbum más vendido de todos los tiempos, con un estimado que supera los 65 millones de copias, era dueño de una fantástica carrera que inició junto a sus hermanos a mediados de la década del 60, cuando era apenas un niño.

A instancias de su severo y abusivo padre Joe, los Jackson 5, con el pequeño Michael como principal estrella, se convirtió en una de las sensaciones del sello Motown, principal difusor de ritmos negros para un público masivo blanco, a partir de sus canciones pop con toques de funk y rhythm and blues.

«Blame it on the boogie», «Enjoy yourself», «Can you feel it» y «I want you back», fueron algunos de los éxitos cosechados por el grupo que cautivaba por sus simpáticas coreografías y cuidados arreglos vocales, gran parte de esto logrado a merced de los castigos físicos impuestos por Joe cuando algo salía mal en los ensayos.

Pero en este contexto, Michael lograba brillar con luz propia con sus recurrentes momentos como solista del grupo, lo que lo alentó a intentar una carrera paralela en solitario, con una serie de cuatro discos de relativo éxito entre 1972 y 1975.

El éxito llegaría cuando, ya separado de sus hermanos y del sello Motown, se asoció al productor Quincy Jones, para el disco «Off the wall», de 1979, que se convirtió en un tardío clásico de la música disco con canciones como «Rock with you» y «Don’t stop ‘til you get enough».

No obstante, la consagración definitiva que lo proyectaría como una estrella mundial fue el lanzamiento de «Thriller», con la canción homónima, «Beat it» y especialmente «Billy Jean», como principales hits que hasta hoy son reconocidos como íconos sonoros de la década del 80.

De la mano de John Landis, director de la comedia «The Blues Brothers», entre otras, «Thriller» inauguró además la era de los videoclips con formato de películas cortas, lo cual repetiría más adelante con «Bad» y «Remember the time».

Proyectado como la máxima figura de la música pop a nivel mundial y en medio del filantrópico proyecto «USA for Africa», la imagen de Michael comenzó a ser centro de debates a partir de cambios fisonómicos por una supuesta enfermedad ligada a la pigmentación de su piel y de una serie de cirugías que le quitaban rasgos de raza negra a su personalidad.

El polémico «blanqueo» físico de Jackson pareció replicarse en su música, cada vez más volcada a baladas pop de tono anodino, en donde cualquier elemento racial, un rasgo distintivo en sus primeros años, fue dejado de lado.

Pero lo más llamativo de todo y lo que finalmente lo pondría en la picota de la opinión pública fueron las ansias del artista de convertirse en una suerte de Peter Pan viviente, el niño que se negaba a crecer, lo que lo llevó a nombrar «Neverland» a su mansión, a la que cada vez concurrían más menores.

La elección de los chicos como habitual compañía despertaron sospechas en torno a Michael, quien finalmente fue acusado de abusar de ellos en numerosas ocasiones y, a pesar de haber sido absuelto en un controvertido juicio a mediados de 2000, opacó para siempre su imagen.

Lejos del efecto reparador que a veces provoca la muere en las figuras públicas, los lapidarios testimonios escuchados en «Leaving Neverland» finalmente ubicaron a este genial artista en un punto de no retorno, más allá del apoyo y la encendida defensa de sus fans.