Por Rubén A. Fraga

“Tengo dos caminos: ser hombre de letras o hacer letras para los hombres”. La frase es de Homero Manzi, el poeta, dramaturgo, músico, político, docente, director y guionista de cine, quien nació un día como hoy, de 1907, en la localidad santiagueña de Añatuya.

De los grandes poetas de Buenos Aires, Homero Manzi fue el único que jamás publicó un libro. Es que, ya desde hacía años, entre ser hombre de letras y hacer letras para los hombres, había optado por esto último. Así, Homero fue autor de letras de memorables tangos y milongas como las de “Malena”, “Sur”, “Che bandoneón”, “Barrio de Tango”, “Milonga del 900”, “Milonga sentimental” y “Discepolín”, escribió también los libretos de las importantes películas como La guerra gaucha, Su mejor alumno, Pampa bárbara, Escuela de campeones, Todo un hombre, Donde mueren las palabras. Además, dirigió los filmes protagonizados por Hugo del Carril El último payador y Pobre mi madre querida.

Santiagueño de Añatuya

Nacido en Añatuya, provincia de Santiago del Estero, el viernes 1º de noviembre de 1907, como Homero Nicolás Manzione Prestera, fue el quinto de los nueve hijos del matrimonio compuesto por Luis Manzione, un modesto hacendado, y Ángela Prestera, una entrerriana oriunda de Concepción del Uruguay.

Homero se radicó con su madre en la ciudad de Buenos Aires desde los 9 años y su infancia en el barrio de Pompeya lo familiarizó con la cultura del arrabal porteño, siempre presente en su obra. Sin embargo, Manzi destacaba su filiación del interior y, en ocasiones, firmó con el seudónimo Arauco (“rebelde” en quichua), para enfatizar su afinidad con la identidad santiagueña.

En Buenos Aires se hizo amigo de Cátulo Castillo, otro notable letrista, bajo cuya influencia, y sobre todo de su padre José González Castillo, un escritor de cierto renombre, se dedicó a la literatura. Muy joven incursionó en el teatro, donde escribió, dirigió y actuó en producciones locales. Mientras, comenzó su actividad de letrista; en 1922 escribió la primera de sus obras que se conserva, “¿Por qué no me besás?”, grabada por Ignacio Corsini en 1926. De esa época data el tango “Viejo ciego”, que presentó al concurso de la revista El alma que canta.

Desde muy joven se afilió y militó en la Unión Cívica Radical, siendo uno de los exponentes de la línea yrigoyenista y activista de la Reforma Universitaria. Tras una breve incursión en el periodismo, Manzi trabajó como profesor de literatura y en los colegios nacionales Mariano Moreno y Domingo Faustino Sarmiento hasta 1930. En ese año, su destino literario y artístico quedó definitivamente establecido cuando la dictadura del general José Félix Uriburu, que tomó por asalto el poder el 6 de septiembre de 1930, lo encarceló y expulsó de sus cátedras por su apoyo militante al derrocado presidente Hipólito Yrigoyen.

El nacimiento de Forja

Exonerado de sus responsabilidades docentes, optó por dedicarse por entero al arte; organizó una compañía de danza con la que salió de gira por el interior del país, por Chile y por Perú.

Pero el arte jamás le quitaría lugar al compromiso político, y fue así que junto con Arturo Jauretche, Luis Dellepiane y Raúl Scalabrini Ortiz participó de la fundación de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (Forja), una fuerza juvenil e yrigoyenista insatisfecha con la dirección alvearista de la UCR que anticipará el advenimiento del peronismo.

Se trataba de un movimiento que pregonaba el retorno a los principios federalistas de la Constitución, hispanoamericanista y antiimperialista, que criticó activamente la política del gobierno durante la llamada Década Infame por su sumisión a los intereses del capital internacional.

No menos crítico con la oposición del ex presidente radical Marcelo Torcuato de Alvear, cuya complicidad con los intereses de la burguesía porteña era patente, Manzi resaltó los efectos perniciosos de la introducción de capitales extranjeros para con el interior; de acuerdo a una conocida definición suya: “Santiago del Estero no es una provincia pobre, sino una provincia empobrecida”. Sus acciones le valieron ser expulsado de la Facultad de Derecho.

Entre la UCR y el peronismo

El historiador Horacio Salas al referirse a la evolución política de Manzi señaló:

“Incluso durante la campaña presidencial de 1946, Homero Manzi continuaba militando en la UCR y, en contradicción con sus posturas frente al alvearismo, ni siquiera se alejó cuando el comando Unionista dispuso la formación de la Unión Democrática. Recién a fines de 1947 Manzi se acercó al peronismo por lo cual fue expulsado del radicalismo, lo que motivó que el 16 de diciembre de 1947 pronunciara un discurso en horario central por Radio Belgrano en el cual entre otros conceptos dijo: «Perón, como dijo Farías Gómez, es el reconductor de la obra inconclusa de Yrigoyen. Mientras siga siendo así, nosotros continuaremos creyéndole, seremos solidarios con la causa de su revolución que es esencialmente nuestra propia causa. Nosotros no somos ni oficialistas ni opositores: somos revolucionarios»”.

Su admiración por Perón quedó plasmada luego en su poema “Versos de un payador al General Juan Perón”.

En 1948 fue electo presidente de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic). Ese mismo año dirigió la película Pobre mi madre querida, sobre guión propio. En 1950 repitió con El último payador. Para ese entonces, sin embargo, se encontraba ya gravemente enfermo de cáncer. Seguía escribiendo, colaborando sobre

todo con Aníbal Troilo, para quien escribiera la letra de “Sur”. Poco antes de su muerte compuso dos milongas –“Milonga a Perón” y “Milonga a Evita”– para Hugo del Carril.

Hincha fanático del Club Atlético Huracán, vivió gran parte de su vida en el barrio de Lanús.

Junto con Sebastián Piana revalorizaron el alicaído género de la milonga. Su “Milonga del 900” (compuesta en 1932) marcó la renovación del género, al que aportó una complejidad poética sin precedentes; su “Milonga sentimental”, fue grabada por Carlos Gardel. En 1941 compuso “Malena”, con música de Lucio Demare y según todos los indicios inspirada en y dedicada a Nelly Omar, y en 1948 “Sur”, con música de Aníbal Troilo, dos de sus tangos más famosos que se convirtieron en clásicos del género aún vigentes.

Pero por sobre todo Manzi fue un poeta de hondo sentir popular, de lo que dan cuenta las letras de varias de las más bellas piezas del cancionero popular rioplatense, como las mencionadas “Malena”, “Sur” y “Milonga sentimental”, a las que se les puede sumar “Mañana zarpa un barco”, “Tal vez será su voz”, “Romance de barrio”, “Che, bandoneón”, “Discepolín”, “El pescante” y “Manoblanca”, por mencionar sólo algunas.

La vida de Homero Manzi se apagó el jueves 3 de mayo de 1951 en Buenos Aires.

Vivió tan sólo 44 años. Y su amigo Aníbal Troilo, Pichuco, lo despidió con un tango extraordinario: “Responso”.

Tango “Responso”, de Aníbal Troilo, Pichuco, para su amigo Homero Manzi: