En un clima mundial dominado por el horror de guerras como la de Vietnam, la violencia racial y el recrudecimiento de enfrentamientos entre grupos de protestas y fuerzas represoras, John Lennon lanzó hace 50 años “Imagine”, un utópico himno que abogaba por la paz y la comunión absoluta entre las personas, que se convirtió en una de las canciones más representativas de su prolífico catálogo y lo convirtió en un ícono pacifista.

Con una sencilla, pegadiza y bella melodía; el músico nacido en Liverpool proponía en la lírica imaginar un mundo sin fronteras ni religiones, en la que además de la manifiesta invitación a una soñar una existencia regida por la paz y el entendimiento, lanzaba sutiles cuestionamientos contra los poderes fácticos, como la religión, al responsabilizarlos de la división entre los seres humanos.

Esta gran síntesis entre calidad artística y la fuerza de un mensaje atemporal y abarcador hizo que esta canción, que abre el disco homónimo lanzado el 9 de septiembre de 1971, haya trascendido generaciones y sea reconocida incluso por aquellas personas ajenas a la obra de Lennon; además de establecerse como un tema insignia en actuales campañas por la paz.

Esta producción además fue el gran puente que dividió la existencia de Lennon entre su vida en Gran Bretaña, marcada entre otras cosas por su infancia y su pasado beatle; y su futuro inmediato en Nueva York, en donde iba a constituir su lugar de residencia junto a su compañera Yoko Ono y su etapa más radicalizada a nivel político.

“Imagine” erigió también a Lennon como un referente mundial del activismo por la paz, una etiqueta que se impuso y diluyó otras facetas de su compleja personalidad, presente incluso en otras canciones de ese mismo álbum.

Desde el punto de vista musical, el tema presenta una gran sencillez tanto en su composición como en el tratamiento sonoro a la hora de ser registrado, con una instrumentación resuelta solo con un piano que se limita a acompañar la voz, la batería y el bajo haciendo una base simple, y unas sobrias cuerdas añadidas de fondo.

Pero si la simple belleza de su melodía hizo que el tema calara hondo en el público, un espacio igual de importante merece la letra de la canción, inspirada originalmente en un poema de Yoko Ono, incluido en el libro “Grapefruit”.

La invitación a soñar un mundo sin barreras de ningún tipo y la idea de lograrlo a partir de la unión de esos deseos fueron un factor decisivo en el rumbo que tomaría esta canción en el imaginario popular.

Cierto carácter bucólico que a simple vista pareciera atravesar la letra queda sepultado si se tiene en cuenta la crítica solapada que contiene, y por el carácter cada vez más político que estaba adquiriendo la obra de Lennon, con marcadas inquietudes que lo acercaban a grupos de izquierda.

Acaso la mayor demostración del ineludible carácter de himno pacifista en que se convirtió la canción sea el hecho de que en 2017 Amnistía Internacional publicó un libro con la letra ilustrada y prólogo de Yoko Ono, dirigida a niños y docentes para continuar con el legado de la construcción de un mundo pacífico.