Por Santiago Fraga

Él es el volante creativo, el que se para en el medio de la cancha, distribuye la pelota para que todos la toquen, se luzcan, y da el golpe clave de dsc_0007magia antes de que la pelota termine en gol. El apodo de ‘MaraBona’ le calza perfecto al multiinstrumentista camerunés Richard Bona, que ha encontrado en el Mandekán Cubano su suerte de Barcelona que el permite brillar y deleitar a todo el público presente.

El Teatro Vorterix de Rosario fue una de las sedes en Argentina donde el conjunto integrado por Osmany Paredes (piano), Luisito Quintero (percusión), Roberto Quintero (percusión), Rey David Alejandre (trombón) y Dennis Hernández (trompeta), además del propio Bona (bajo y voz) hizo sentir el ritmo de la música afrocubana.

Bona habla pocas palabras en español, sin embargo, su lenguaje es la música. Más allá de los “hola”, “muchas gracias”, “bife de chorizo”, y “voy a mandarlos a dormir” previo a una canción tan tranquila como emotiva que pudo esbozar, el camerunés habló todo el tiempo en inglés y cantó las canciones en su idioma natal, lo que no impidió que constantemente interactuara con el público, que rió y se emocionó en cada una de sus intervenciones.

bona-conclusion2Además de los temas brillantemente pulidos, se destacó la intervención inspirada en Jaco Pastorius donde utiliza una máquina de loops, a la que llamó la “Black Argentinian Voodoo Machine”, para realizar un juego de voces con las pistas que grababa in situ.

“Mut Esukudu” y “Mandinga” fueron dos de los temas que interpretó junto al Mandekán Cubano, donde siempre le dio la chance de lucirse al excelso tecladista Many Paredes y a los vientos Dennis Hernández y Rey David Alejandre. En la antesala, la banda rosarina Mobyfreak fue la encargada de hacer entrar en calor a los espectadores, con un sonido y un juego visual bastante interesante.

Luego del recital, Richard Bona habló en exclusivo con Conclusión, dejando reflexiones más que interesantes sobre la música y el mundo en que vivimos.

Simplicity is elegance”, remarcó en un momento Bona. Y vaya que así es… Simple y elegante, el Vorterix se fue bailando una salsa y respirando la magia de uno de los bajistas más reconocidos del mundo.

Fotos: Santiago Fraga

Video: Kevin Trumper