“Music Complete” de New Order

Con «Music Complete», el último disco de New Order, los de Manchester demostraron, una vez más, que están a la vanguardia del electro pop, dejando en claro que casi todo lo que hoy suena en la radio nació de sus composiciones.

En esta producción, el vocalista y guitarrista Bernard Summer y el baterista Stephen Morris parecen recuperarse del paso en falso dado con «Lost Sirens» (2013), el primer trabajo realizado sin el histórico bajista Peter Hook, luego de compartir con él toda la carrera de New Order y su antecesora Joy Division.

Luego de 10 discos de estudio, «Music Complete» aparece en un momento en el que el rock ya ha tomado como propio el uso de elementos de la música electrónica, algo criticado unos años atrás, cuando New Order y Depeche Mode, entre otros, no eran considerados por los rockeros.

Hoy, canciones como «Stray Dog» (con un recitado de Iggy Pop) o «Academic» pueden marcar el destino de la música internacional, como en 2001 lo llegó a hacer el bailable y pegadizo «Crystal», heredero de aquel mega clásico «Blue Monday», una pieza de arte del electro rock.

Más allá de estas semejanzas caprichosas con el dance, la estela de oscuridad que avanza sobre New Order desde Joy Division se mantiene como si fuera un manto sagrado en temas como «Singularity», donde resalta el beat con un psicodélico arpegiador, y «Unlearn This Hatred», en la cual la voz de Dave Gaham o Trent Reznor calzarían perfecto.

En «Music Complete» se puede apreciar todo el pasado del triunvirato Sumner-Morris-Gillian Gillbert, hoy secundado por Phil Cunningham (guitarra) y Tom Chapman (bajo), y sus influencias en grupos éxitos post ’90 y, sobre todo, los aparecidos en los rankings mundiales luego del 2000.

Canciones guitarreras como «The Game» y «People On The High Line» se encuentran en los riffs de, por ejemplo, The Libertines o The Killers (Brandon Flowers participó con «Superheated») y la tecnología desarrollada en «Restless» y «Nothing But A Fool» suena familiar en producciones de Kasabian o Mando Diao.

El quinteto de Manchester, que entre 2007 y 2011 estuvo separado, vuelve al podio y muestra una vigencia e influencia de la que muy pocos grupos se pueden jactar.

A pesar de no ser una banda de estadios, New Order es ese libro al que siempre se acude para tomar un poco de aire o nutrirse, dentro de una biblioteca ocupada por un puñado de grupos como Depeche Mode o Kraftwerk, dos de los pocos sobrevivientes de la movida electrónica de fines de los ’70.

El disco fue grabado entre Miami, Las Vegas, Stockport (a las afueras de Manchester) y mezclado en Londres y contó con la participación de la Camerata de Manchester.

“Acto de Fe” de los Nuevos Monstruos

a0821067200_16Segundo álbum de este joven cuarteto que, tras ganar el concurso “Camino a Abbey Road” pudo grabar «Acto de fe» en los míticos estudios londinenses, y es precisamente esa atmósfera británica la que rodea a las 15 canciones que conforman este trabajo.

El grupo está formado por Federico Arce en guitarra y voz, Alejo Lecuona en bajo y coros, Fabrizio Tursi en batería y Francisco Tursi en percusión y coros y en el 2013 editó su álbum debut “Los chicos hasta el fin”.

Las canciones recorren entero el espinel del rock británico como en el inicio con “Arenas movedizas” que suena bien sónico, con guitarras power, frenético y veloz. Y la sigue la Beatle y muy arreglada “Más cerca de vos” que tiene tintes psicodélicos.

“Miedo” tiene guitarras y arreglos de piano lo de Coldplay, mientras Arce va narrando todos y cada uno de los miedos de uno de sus los personajes de su imaginación, con un interesante y ruidoso final. “Supermercado” es una pieza elaborada, intrincada, del indie de los 90, cuidada que transmite agobio, ansiedad y melancolía del indie de los ’90.

“Christian” tiene un sonido más rockero y utiliza frases sobres la perdida del tiempo y parece dedicada al derrotero de Cristian “Pity” Alvarez, el autodestructivo líder de Viejas Locas. En esa canción Arce toca el tema con mucho cuidado y respeto, no cuestiona las elecciones de nadie, pero la narración habla de los riesgos y las partes negativas del camino de un rockstar, de los abusos y de creerse un personaje, que de ultima es solo un mito, un invento y que quien paga las consecuencias es la persona que se encuentra debajo de los falsos brillos de la fama.

“Acomodado” tiene un trabajo de guitarras a lo Kinks y una letra en la que Arce vuelve a referirse a los caminos que recorrer un artista, un rockero.

“La parábola” tiene un arranque con gritos psicodélicos, casi primales, una guitarra punzante que a medida que Arce va avanzando en los párrafos se torna más rockera, al estilo de los hermanos Ray y Dave Davies, con mucha elegancia, y también su descendencia como los hermanos Gallagher.

El rock británico más arty, al estilo Radiohead o Travis aparece en “Hermano”, que esta travesada en su espacio medio por momentos orquestados con cierto airecito psicodélico. “La Noche Mundial” cruza el Atlántico y se instala de lleno en el country, con un buen trabajo de todo el grupo.

“En el camino” es un rock bien up, con cierto airecito a campeón barrial, las guitarras que levantan el ánimo, al igual que la base. “El Tigre” arranque con un rasgueo acústico, con Arce cantando al estilo de Tim Burguess de los Charlatans, inclusive cuando la canción se rockeriza y la eléctrica toma el control, yendo al frente.

“Maremoto” abre con la guitarra jugando toda su ropa y sus últimos pesos en el camino sónico, mientras la dejadez se apodera de la voz de Arce, el grupo lo va llevando a un rock más urbano, más argentino, bien trabajada la urbanidad de su atmósfera, aunque la letra sea puro juego onírico.

“Me siento muy mal”, tiene elementos de los primeros Stones, cuando eran unos niños, también cosas de los Faces y los Kinks. Una elegía melancólica al estilo Radiohead es la elegida para cerrar el disco, bajo el nombre “Estoy seguro”.

“ALGUNOS CHICOS”, de Chicosvaca

unnamed-17Nuevo disco de este combo rosarino integrado por Nicolás Pombo en voz y guitarras; Diego Tourn en guitarras; Gabriel Panella en bajo; Camilo Ceccarelli en batería; y Estanislao Chamut en teclados y percusión.

En su tercer placa, estos rosarinos van del rock alternativo a un pop guitarrero, con mucha presencia de máquinas, con buen gusto y con un acertado criterio a la hora de los arreglos y con una voz potente y que transmite sensaciones como en “Algunos chicos”, un romance bien urbana digna de los habitantes de una gran metrópoli como Rosario.

En “Donde quieras ir” la guitarra y los sintetizadores marcan una melodía romántica, épica, furiosa, con remembranzas del mejor U2 de la segunda mitad de los 90. Para lograr un sonido impecable, cuidado y poderoso, los ChicosVaca eligieron como productor a Alvaro Villagra, además de trabajar en con Gonzalo Aloras, Walter Pancioli y Pablo Tevez de Tipitos y Javier Robledo, de Cielo Razzo.

El aire épico se mantiene en “Brillo”, donde la base va marcando los rulos y vueltas del camino hacia el hit buscado, hacia un estribillo de aliento. “Aparecer” tiene un inicio romántico, lento, sosegado, para luego convertirse en un medio tempo bien cancionero.

“Difícil” es una balada bien narrada por Pombo, con un buen trabajo de la base y con las guitarras buscando ir cargando de tensión cada estrofa para llegar a un clímax épico en el estribillo.

“Mil malabares” lo abre Pombo cantando bien rockero y el airecito power y épico va apareciendo a medida que cada instrumento toma su lugar, hasta llegar a un estribillo pegadizo. “No me digas que” tiene un inicio bien electropop, cargado de teclados, sintetizadores, baterías electrónicas, hasta que la guitarra mete un riff pegadizo y mimoso, el bajo se monta un groove implacable, y la voz suena procesada y de a poco se va liberando de esa prisión informática.

“Away” lo abre una guitarra alternativa, mientras la batería y el bajo montan un groove que juega a entrar y salir, para dejar a la canción en el punto exacto entre una balada y un medio tempo. “Hoy es jueves” es un rock provocativo, bien dance de los ’80 al estilo Duran Duran, elegante, pero buscándole el punto débil a las chicas, para poder terminar enredados en sabanas jugando al amor. “Otra vez” mantiene ese clima bailarín con arreglos muy new romantic de teclados y guitarras, con elementos que recuerdan al mejor Blondie y con un estribillo que lleva al salto, al pogo, a ganas de acelerar la moto o el auto y perder buscando el mejor momento de la noche. “Hagámoslo bien” y “Me invento” cierran el disco con optimismo.

 “CURANDERA” de Evelina Sanzo & The Búhos.

a2048043541_10Son varios los estilos musicales que la rosarina Evelina Sanzo despliega en su elogiado disco «Curandera», que fue nominado a los Premios Carlos Gardel a la música, junto a su banda The Búhos.

La placa abre con «Dudame», un jazz fusión con tintes de bossa nova en la que la voz de la cantante ex Operación Triunfo muestra dos facetas: una dulce y melódica que y otra más ronca y rockera, que la lleve casi hasta el desgarro.

Ya en la segunda canción, «Sutil», el grupo empieza un pop clásico que va mutando hacia el soul y el funk, para terminar con una distorsión más pesada y abrir camino a «Cruzaste», en la que una percusión de rítmica latinoamericana hace de base a guitarras funkies con delays.

La placa continúa con cierto eclecticismo, como en «Calesitas», un reggae en el que la guitarra se deforma gracias al uso del chorus y, a diferencia de las clásicas canciones de ese estilo musical, la batería presenta un sonido más seco y duro, como si estuviera tocando un rock and roll.

La bossa nova retorna en «Féminas», pero, como para mostrar su versatilidad, Javier Valderrama mete una flauta traversa que se mantiene en el primer plano de la canción, desestructurando aquel ritmo musical.

En «530» Valderrama continúa con su flauta y la guitarra de Agustín Mattaruco surfea entre el jazz y el tango, mientras que Sanzo se mantiene más en la música rioplatense, armando un contraste con los contratiempos de la batería de Álvaro Manzanero.

Cada canción tiene su propia personalidad y cobra vida por sí sola, aunque por momentos esa variedad hace que el disco carezca de dirección.

Con 29 años, Evelina Sanzo formó parte de varias agrupaciones de variados estilos musicales y llegó a formar parte de la Orquesta Escuela de Tango y hasta participó de un ciclo televisivo sobre músicos de Rosario.

The Búhos está integrada por Álvaro Manzanero (batería), Walter Pinto Galván (percusión), Hernán Flores (bajo), Mattaruco y Valderrama.

«Curandera» fue grabado en Blue Room por Carlos Altolaguirre, quien mezcló el disco junto a Sanzo y Flores, productor de la placa.