Por Fabrizio Turturici

¿Por qué es tan importante y necesaria la figura de Clint Eastwood? A la hora de respondernos esta pregunta, nos encontramos con la obviedad de que este actor-director de Hollywood que todos conocemos trasciende mucho más allá de su propia figura y del cine en general. De hecho detrás de su ceño fruncido, su andar elegante y sus humeantes pistolas, se esconde el arquetipo del héroe trágico tan olvidado y bastardeado en los días que corren.

Haciendo un repaso por su filmografía nos encontramos con la constante del hombre solo que padece una marca originaria y la obligación de cargar sobre sus espaldas un oscuro pasado. En esa situación -generalmente límite- es que el destino lo pone frente a una fuerza maligna que lo sobrepasa y que, para vencer, necesitará obligadamente perderlo todo y volver a nacer con el objetivo final de reencontrarse consigo mismo y con sus seres queridos.

En la sociedad moderna parece no haber lugar ni tiempo para los héroes clásicos

Ahora bien, en la sociedad moderna parece no haber lugar ni tiempo para los héroes clásicos, ya que todo es cancelable, inmediato y (en palabras del teórico argentino Ángel Faretta) «el que arriesga su vida por nada», entendiendo «nada» como un bien tangible, «es un boludo». El liberalismo se opone a la idea del clasicismo en pos de lo que está por venir; la descartabilidad se hizo patente y los (falsos) héroes hoy tomaron forma de líderes políticos.

Clint Eastwood está acá y todavía entre nosotros para recordarnos que el pasado importa, aunque la avidez de novedades se lleve todos los flashes y nos enceguezca con los adelantos de las próximas quichicientas producciones audiovisuales -que no cine- de Marvel. Es consciente de que no hace falta inventar nada y que todas las respuestas, porque así fue siempre, las encontraremos mirando atrás, de la misma forma en que lo hacen sus atormentados personajes.

El primer paso es aceptar esa herida originaria que todos llevamos, ese talón de Aquiles que nunca sana, para ofrecer a cambio un sacrificio que nos permita reencontrarnos con nuestra esencia primordial en el plano de lo trascendente. A diferencia de los progress-model que proliferan en las redes sociales, Clint no pretende ser ejemplo de nada ni de nadie, solo quiere redimir sus males pasados para devolverle un bien a la comunidad, generalmente ligado a la salvación.

La obra de Eastwood está marcada en su enteridad por el carácter de lo crepuscular, repensando el mito del wéstern y ofreciéndonos su reverso autoconsciente, ese que no habíamos visto en las heroicas aventuras de John Ford. Con Eastwood ya nada es lo que era, los cowboys se encuentran en extinción y los viejos salones llenos de polvo. La épica fue reemplazada por la tragedia en el sentido más griego de la palabra y el salvador puede ser un solitario borracho de taberna al que sus pares marginan y en quien conviven el bien y el mal como dos caras de la misma moneda. Puesto así es menester dejar de huir en esa eterna carrera hacia adelante y darnos vuelta para desafiar el error original que nos arrastra a la agonía.

Es el canto del cisne de algo que se está apagando en una época de vaciamiento de todo sentido

Para ir resumiendo y sin miedo a exagerar, podemos definir a Clint como el último sobreviviente del Hollywood clásico, un bastión del lejano Oeste y el último de los arquetipos de la cultura occidental desde Grecia y Roma hasta acá. Puede ser todo esto y mucho más, o puede ser nada, porque su figura es como el polvo del desierto, imposible de ser abarcada. Es el canto del cisne de algo que se está apagando en una época de vaciamiento de todo sentido, pero cuya amenazante silueta permanecerá a pie de cañón frente a las puertas vaivén del último saloon. Porque tenemos la certeza de que no habrá otro, pero que siempre podremos volver a él.

Sobre Clint Eastwood, en definitiva, hay que saber que el mito puede ser más verdadero y más poderoso que la propia historia; que es importante rescatar el valor de lo simbólico escondido detrás de las figuras; que un clásico no es otra cosa sino algo que sigue y seguirá vivo…