Raúl Barboza es el más grande exponente vivo del chamamé en nuestro país. Celebra sus 80 años con un show único el próximo sábado 11 de agosto en Plataforma Lavardén.

En esta entrevista mano a mano con Conclusión, el músico afirmó que en «Universo Chamamé» estarán  presentes sus compañeros habituales y la participación de Ramiro Gallo y su grupo de cuerdas. «Van a escuchar algo muy lindo, tal vez no sea comercial pero es lo más lindo que pudimos hacer», explicó Barboza.

—¿Cómo se siente espiritualmente y haciendo este espectáculo a los 80 años?

—El hecho de que tenga 80 años es porque el calendario me lo dice (risas). Agradezco a la vida, a Dios y a los espíritus que me cuidan. Por suerte no tengo algún dolor físico y tampoco tristeza, estoy como siempre. Sigo tocando el instrumento y trabajando como lo hago siempre.

—¿Quién le introdujo el acordeón en su vida?

—En realidad el acordeón llegó de la mano de mis padres. Mi mamá y mi papá me introdujeron el instrumento, pero fue mi padre quien me lo dio físicamente. Hacía falta un dinerito para obtenerlo y de eso se encargó mi mamá, ella era la que sabía guardar y cuidar la plata. No es que mi papá fuera desprolijo, sino que la mujer es más conservadora y práctica.  Mi padre encontró un acordeón en la casa de un señor que tenía dos vaquitas y vio que tenía el instrumento y se lo compró. Luego fuimos a la ferretería de don Luis, un español al que le compramos cinta aisladora para tapar los agujeros que le habían hecho  las polillas. Con ese instrumento aprendí y como todos los chicos, hoy mismo, aprendí solo.

—¿Nunca estudió formalmente el manejo del instrumento?

Fui autodidacta, uno inventó un manual que está en la cabeza y en la memoria de uno. Todas esas cosas se buscan o aparecen solas. Lo excepcional es que no se sabe dónde vienen esas cosas. Por ejemplo aprendí a tocar la guitarra solo y con el tiempo vi que no era suficiente. De grande y en Europa estudié la escritura, graficar lo que yo tocaba. Aprendí a desarrollar un método muy personal y no está escrito, yo lo enseño de manera verbal, como me lo enseñaron a mí.

—¿Qué siente cuando le dicen que usted es un referente del género?

—Tal vez soy de los que comenzó hace muchos años, no se si está bien lo que digo, tuve la oportunidad de conocer en el año 45, al Cuarteto Santa Ana. Lamentablemente ya no están más, luego a Coco Marola, toqué con Esquivel y con Ramón Estigarría, Roberto Galarza y mucho más. Aprendí de Atahualpa Yupanqui, Carlos Gardel, Ella Fitzgerald, Astor Piazzolla y esas personas no están más. Poco a poco fui aprendiendo cosas de cada uno de ellos y también de grandes locutores de radio como Héctor Larrea, Julio Maharvitz y Antonio Carrizo que tenían una dicción increíble.  Y trato de transmitir eso.

—También participó en cine ¿Le interesó la experiencia?

—Yo no participé como actor, sino que lo hice a través de Ariel Ramírez. A el lo conocí por mi padre y trabajamos juntos en la melodía que había creado que se trataba de la película «Los inundados». Me preguntó si quería acompañarlo y lo hice, la película fue dirigida por Fernando Birri. Para mí no fue muy difícil de hacerlo.

—¿Tuvo la oportunidad de escuchar a nuevos exponentes del Chamamé?

—Yo he escuchado a jóvenes que tocan el instrumento, hay un chico que se llama Nico Cardozo que toca muy bien. El estudió en una escuela de música y eso me parece maravilloso. También hay una jovencita que se llama Milagros Blanco y toca el acordeón. Ellos me hablan de los maestros y la diferencia es que estuve con ellos compartiendo una mesa, además de trabajar. Todas esas cosas me han dado se convirtieron en mi alimento y como nunca me creí importante todas esas cosas me quedan para mí. Muchos jóvenes artistas están huérfanos de artistas, pero tienen los discos , y yo estoy solo como maestro de los jóvenes y trato de serles útil.