Desde Los Gatos y la trova hasta estos tiempos de música digital, Rosario siempre demostró ser una pieza de importancia clave dentro del amplio mundo del rock nacional. La enorme cantidad de artistas salidos de esta parte de la tierra que han honrado y nutrido al género da cuenta de ello, pero sin embargo siempre hubo una cuenta pendiente tanto para las bandas como para el público: los escenarios de exposición.

Más allá de los bares y centros culturales en donde los artistas enseñan su trabajo semana a semana, que una ciudad tan grande y con una identidad cultural tan arraigada como esta no tuviese un evento anual a la altura de semejante magnitud, era inconcebible.

Ocho años después del último Quilmes Rock, que cerró Andrés Calamaro, en aquel mismo Hipódromo tuvo lugar este último sábado el Festival Bandera, con 18 bandas y más de 15 mil personas.

Con tres escenarios en constante funcionamiento (Este u Oeste y Sur) junto a actividades paralelas como juegos de realidad virtual, arcades, fútbol tenis, metegoles, ping pong, peluquería, muestras de fotos, intervenciones y hasta un globo aerostático, entre otras, el Bandera mostró a los rosarinos una propuesta en la que se encontraron algunas influencias fuertes de otros festivales reconocidos del país como el Cosquín Rock o el Lollapalooza.

La presencia de bandas rosarinas como Killer Burritos (también participantes de aquel último Quilmes Rock 2010 y del primero en 2006), Alto Guiso, Cortito y Funky, Matilda y Bubis Vayins es de lo más destacable dentro de la organización del evento, ya que no sólo posiciona a Rosario dentro de la ruta de festivales del país sino que se transforma en una nueva ventana para que los artistas de acá sean reconocidos, consigan una mayor trascendencia y su arte llegue a un mayor público.

«¿Esta es la última generación de resistencia del rock? Estoy orgulloso de formar parte de ella…», dijo Adrián Dárgelos, líder de Babasónicos, en uno de los shows más convocantes del evento. La gran cantidad de artistas jóvenes sobre los escenarios, sumado a la enorme cantidad de jóvenes con sus mochilas y sus pañuelos en el público (que rondó en su mayoría entre los 15 y los 35 años), da la sensación de que a este país y a esta ciudad todavía le queda mucho rock para dar.

Además del show de Babasónicos, que se dio un día después de la presentación de su último disco “Discutible”, del cual interpretaron los temas “La Pregunta”, “Bestia Pequeña” y “Cretino” junto con otros grandes clásicos de la banda, otros de los artistas que más gente reunieron fueron Las Pastillas del Abuelo, quienes supieron participar de más jóvenes en aquellos Quilmes Rock y hoy se muestran como una banda consagrada con 16 años de trayectoria, y Guasones, participantes del primer Quilmes rosarino y que tuvieron el gusto de ser la única banda en tocar “sola” (en gran parte de su horario, no hubo artistas en el escenario Sur).

Miss Bolivia, con todo su power feminista y con la fuerza de la cumbia, fue otra de las que juntó a una gran cantidad de gente para su show en el escenario Sur. “La red explota, el Twitter arde: si tocan a una nos tocan a todas. El femicidio se puso de moda, el juez de turno se fue a una boda y la policía participa en la joda. Paren de matarnos”, fueron algunas de las palabras que expresó en uno de los momentos más fuertes de la jornada, que culminó con un gran grito al unísono: “Ni una menos, vivas nos queremos”.

Previamente, en ese mismo escenario, Dancing Mood brindó un show soberbio cuando caía la tarde, en el horario en donde la mayor cantidad de gente comenzó a llenar el Hipódromo rosarino. En la otra punta, El Kuelgue también demostraba su firme crecimiento con otro de los shows más vistos del día.

A nivel sonido, uno de los mejores grupos de la noche fue Los Espíritus, con un estilo de rock alternativo que, con el aliciente de de haber tocado justo después de Guasones, se encargó de marcar el camino actual y futuro del género ante una gran cantidad de público que disfrutó de su música, con un ritmo más pausado y blusero que en los temas grabados en los discos.

Los uruguayos Cuatro Pesos De Propina, El Plan de la Mariposa, Emanero, Barbi Recanati y De La Gran Piñata fueron otros de los animadores del Festival, que a nivel técnico se mostró a la altura de las circunstancias. El cierre, a la 1.15, estuvo a cargo de La Delio Valdez.

A rasgos generales, la única crítica del público se debió al aspecto gastronómico, donde se generaron grandes colas en los escasos puestos de venta de comida y de cerveza. Otro de los aspectos recomendables a imitar de otros eventos como el Cosquín Rock es la disposición de puestos de hidratación, donde la gente con su vaso puede tomar agua de forma gratuita.

No obstante, son puntos de fácil solución para un evento próximo. Lo cierto es que tanto el nivel de organización por parte de la productora All Press, la Secretaría de Cultura y todos los intervinientes, como la participación de las bandas y la grata respuesta del público demostraron que el Bandera es un evento con un enorme potencial, y que de ser sostenido en el tiempo puede generarle un enorme rédito cultural a Rosario.