Más de 9.500 personas vibraron el pasado sábado en Rosario al ritmo de la primera edición del Festival Feliz, una jornada que puso a bailar y cantar ininterrumpidamente a la ciudad por casi diez horas, en una jornada atravesada principalmente por la cumbia.

El día comenzó frío y lluvioso, por lo que el público ingresó al predio en mayor medida a partir de las 17.30. Los primeros en entrar respondían -celular en mano- la consulta de aquellos que aún estaban afuera y tenían dudas sobre cómo había quedado el lugar tras la tormenta del viernes, y la misma era tranquilizadora: a pesar de la gran cantidad de agua que cayó en el inicio del fin de semana, predominaba la tierra firme.

La ausencia de barro -salvo en algunos sectores lejanos a los escenarios- puede parecer menor, pero fue fundamental para el desarrollo de un evento en el que cada canción era una invitación al baile.

Esto también quedó reflejado en cómo se movilizó la gente a lo largo de la jornada. El Festival Feliz contó con dos escenarios, pero el abrazo de la multitud se cerró la mayor parte del tiempo sobre aquel que destilaba cumbia.

La grilla avanzó durante la tarde con variedad de climas y artistas. En el escenario denominado «Cumbión del Paraná» abrió Homero y sus Alegres; siguió el agite de Güepa Je y luego la potencia de Ayelén Beker, para poner después un freno a la música en vivo con banda para que el públilco disfrute del set de DJ de la Coneja China, sin la presencia de Dyhzy -quien finalmente se ausentó- pero con la compañía de un público que a esa altura ya copaba el predio.

Por el lado del escenario «Latinoamericano«, comenzó Manu Martínez; continuó la energía de Sol Pereyra; pasaron las guitarras de Los Tabaleros y Gauchito Club agregó su ritmo.

Al entrar la noche llegaron los platos fuertes. Los Cuentos de la Buena Pipa, Juan Ingaramo y Sara Hebe mostraron todo su talento sobre el Latinoamericano, pero en ese momento el escenario del Cumbión del Paraná registró el pico de convocatoria del Festival Feliz.

La Delio Valdez puso a bailar a miles de personas y elevó la temperatura de un horario en el que el frío estaba lejos de ser una preocupación. Minutos después de que se retirarán, los pies de los presentes directamente entraron en hervor: Los Palmeras comenzaron a cantar «Perra» y brindaron un show que dejó claro por qué son una parte fundamental de la historia de la música popular santafesina y nacional.

La jornada terminó con Amar Azul como banda sorpresa y La Esencia finalmente por un lado, mientras que en el otro el público se acercaba para la fiesta Bresh. Dos espectáculos que pueden sonar en algún punto distantes, pero que están unidos por un hilo conductor: las ganas de generar felicidad con la música como protagonista. El Festival Feliz lo consiguió.