«El violinista en el tejado» es una de las más importantes comedias musicales del mundo. Hubo una adaptación cinematográfica que ganó tres premios Oscar y hace unos años Pepe Soriano protagonizó la obra.

Hoy una nueva versión llega a Rosario y es protagonizada por Raúl Lavié y entre los actores se encuentra Sabrina Garciarena.

Sabrina es conocida por sus intervenciones en tiras televisivas y protagonizó la película «Felicitas». Esta es la primera vez que la actriz incursiona en el género de la comedia musical.

Antes de sus presentaciones que serán los días viernes, sábado y domingo en el teatro Broadway, la actriz dialogó con Conclusión.

—Es tu primera comedia musical ¿Cómo te llegó la propuesta?

—Me convocó el productor y el director de la obra y estaban buscando el personaje de Tzeitel, la hija mayor de Tevye. Somos una familia judía de 1905 de la Rusia zarista y también se dio que mi profesor de canto, es el director vocal del espectáculo. Yo hacía bastante que estudiaba con él y les comentó que yo podía hacerlo. Nunca lo hice acá, había hecho algo en España con el musical. En esta obra cumplí un sueño que es hacer todo, tenía un deseo dentro y nunca lo pude realizar. Por suerte me cuidaron muchísimo y fue la oportunidad de mostrar todo lo que estudié. Espero que a partir de esto me convoquen a nuevos proyectos musicales. Por suerte arranqué con la puerta abierta y junto con Raúl Lavié que es un gran talento musical y actoral. Es una gran persona y aprendí mucho de él y de mis compañeros.

—¿Además de ser tu padre en la ficción es como un padre para vos de la comedia musical?

—El se ganó todos los premios en el teatro musical y es un ejemplo que una persona de 80 años que está alegre desde que llega hasta que se va. Siempre tira para adelante y me encanta que tiene una vocación bárbara. Me pasa que me encanta mi profesión y a veces terminó cansada y además tengo un bebé, lo veo a Raúl con esa fuerza y es genial.

—¿Tuviste la oportunidad de poder ver la película para poder armar el personaje?

—Desde el principio que leí el libro y después la adaptación que hicieron, me compre la película y es lo más. La vi con mi suegro que tiene familia judía, la vi con mis padres y con Germán (Paolski). Me encantó la música y es uno de los musicales más importantes del mundo. Mi personaje era revolucionario para la época y aún hoy. Si vos vas a Nueva York y te hacen hacer un excursión por el barrio judío, te explican que si no te casas con alguien de ahí, te expulsan de la comunidad y no podes entrar nunca más. Romper con esos cánones para jugarse por ese amor, me identifica mucho. Todo lo que pasa con las mujeres hoy es muy bueno. No soy de las que va a las plazas a marchar, pero sí me gusta lo que está pasando.

—¿Te gustaría hacer un personaje revolucionario en una tira o en una serie de plataformas digitales?

—Si amaría hacerlo. Cuando hice «Felicitas» en cine, también era revolucionario el personaje que era del 1800. A mí me persiguen esos roles y por supuesto lo haría. Cuando elijo un trabajo, me tengo que enamorar del libro. Eso es lo fundamental.

—¿Le sorprendió a tu pareja, Germán Paoloski, que hagas esta pieza?

—Mirá deberías preguntarle a él (risas), pero me da la sensación que si. Antes de ser novios fuimos amigos y creo que verme cantar fue una sorpresa. Yo canto todo el día desde que me levanto hasta que me acuesto, pero nunca delante de él. El dijo «Sabri puede cantar» (risas), fue genial porque pensas que del otro conoces todo y en realidad no.