Por Mario Luzuriaga

Raúl Manrupe es uno de los estudiosos del cine nacional y del cine de animación. Y está en Rosario en el marco del 24º Festival de Cine Latinoamericano.

Estuvo a cargo de una charla titulada «Animación argentina hacia los 200 años y más allá». El primer siglo del dibujo animado nacional dispara el interrogante de hacia dónde va de acá en más. En este debate en el que se discutió pasado, presente y futuro, se acompañó con la proyección de material del Museo del Cine.

Manrupe, en diálogo con Conclusión, opinó sobre el cine de animación argentina.

—¿Qué venís a presentar al festival?

—Fui convocado por Pablo Rodríguez Jauregui, con quien he colaborado y al ser historiador del cine argentino y de animación, vine a hablar sobre la animación, ya que se cumplen 100 años del filme argentino animado de Quirino Cristiani. Discutimos lo que se está produciendo y lo que vendrá. Hay montón de talentos y desarrollo de proyectos en la actualidad. Independientemente, estoy trabajando en la cineteca del Museo del Cine, y ahí se están rescatando animaciones viejas.

—¿Cuál es la animación más antigua que encontraron?

—Fundamentalmente dibujos de Quirino Cristiani que son de 1910, muy buenas que se ponían como «colitas» antes de los noticieros. Había un noticiero que se llamaba «Film revista Valle», e iban detrás de eso. Eso se encontró en Ushuaia, pero fue medio complicado conseguirlo porque estaba hecho en nitrato, que es material inflamable.

—¿Cuál fue el primer filme animado?

—Son estas cosas de Cristiani, pero el primer largo es «El Apóstol» de 1917. No existe copia lamentablemente y en el festival se va proyectar «Sin dejar rastros», que cuenta un poco cómo se perdió. Hubo incendios en los laboratorios y un poco de desaprensión del material. Otra fue «Peludópolis» que es el primer largo sonoro de la historia.

—¿Te gustó lo que hizo García Ferré con la animación?

—Es un caso muy particular, porque tuve un auge muy grande y armó su mundo gracias a la publicidad; con dibujos muy buenos, con mucho arte y creatividad. Eso derivó en que surgieran los personajes como «Anteojito y Antifaz» y se prepare su película «Mil intentos y un invento», después de mucho tiempo. Muchos lo criticaron por ser muy antiguo, pero tiene grandes hitos; siempre dio trabajo a un montón de ilustradores y guionistas. Tiene grandes logros como «Las aventuras de Hijitus» para televisión y después que faltó esa gran obra llevada a largometraje, pero destaco a «Ico, el caballito valiente» que tiene una temática no tan infantil, después «Manuelita» pensado para los más chiquitos. Pero creo que se dejaron de lado grandes obras…

—¿Cuál creés que falta?

—Cuando hablé con García Ferré dijo que tenía la idea de hacer una película de «Hijitus», de verlo solo en la ciudad; hacer un paralelismo con sus personajes. Algo muy romántico que no pudo hacer.

—Otro gran hito fue «Cóndor Crux»: ¿qué pensás de ella?

—Sí, muy jugada. Fue la primera en usar voces de actores conocidos como Damián De Santo, Arturo Maly y Leticia Bredice. Fue algo audaz y una opción para hacer algo para un público no tan infantil. A partir de ahí hubo una apertura, hasta ese entonces no había gran producción, salvo los casos de García Ferré y Cristiani.

—También estuvo «Anima Buenos Aires»…

—Claro junto con «Metegol» que son síntesis para ver cómo se superan. Hay mucha actividad en cortos e inclusive en la película de Fontanarrosa, que está muy bueno y con gran éxito. Lo bueno es que ahora se puede hacer animación en todo el país.

—Siendo un estudioso del cine también hubo adaptaciones a acción viva: ¿cuál es tu opinión al respecto?

—»La clínica del doctor Cureta», «Don Fulgencio», «Avivato» y «Las puertitas del Sr. López» se pueden adaptar al tema, pero es el cómo. Siempre está el tema de «El Eternauta», también estuvo «Boogie, el aceitoso» que era para adultos. En un momento quisieron hacer una película de «Isidoro» protagonizada por Santiago Bal en los 60, pero Dante Quinterno lo impidió. Hubiese estado bueno porque había un casting muy bueno en el que estaba Chunchuna Villafañe y Guillermo Battaglia e iba ser dirigida por Enrique Cahen Salaberry.

—¿Qué adaptación al cine es la que falta?

—»El Eternauta» sin dudas y en acción viva, hoy por hoy se pueden hacer todos los efectos posibles. Si fuera audaz haría las aventuras de «Hijitus». La de Martín Fierro de Fontanarrosa también fue interesante.