El rodaje de la película número 51 de Woody Allen, y hasta ahora sin título oficial, tendrá lugar en San Sebastián del 10 de julio al 23 de agosto, señaló un comunicado.

Se trata de una comedia romántica que cuenta la historia de una pareja estadounidense casada que asiste al Festival de Cine de San Sebastián.

Mientras que la mujer tiene un romance con un brillante director de cine francés, el hombre se enamora de una hermosa mujer española que vive allí.

El elenco estará integrado por Elena Anaya, Louis Garrel, Gina Gershon, Sergi López y Cristoph Waltz.

Será la cuarta colaboración entre Mediapro y el director de «Manhattan», tras el trabajo en «Medianoche en París», «You Will Meet A Tall Dark Stranger» y «Vicky Cristina Barcelona».

El mayo, el diario estadounidense The New York Times publicó que un representante de Allen ofreció durante el último año las memorias del director a varias editoriales, que no hicieron ninguna oferta, principalmente por la publicidad negativa que habría generado su publicación.

Algunos editores se negaron directamente a leer el manuscrito, según esas fuentes, algunas de las cuales consideran «tóxica» la posibilidad de trabajar con el director estadounidense.

En los últimos años, Dylan Farrow, hija adoptiva del cineasta, acusó reiteradamente al cineasta de haber abusado sexualmente de ella cuando tenía 7 años.

La acusación, que Allen siempre ha negado, ya había salido a la luz en 1992, en medio de la tormentosa separación del actor y director y su pareja, Mia Farrow, y aunque se investigó, nunca se presentaron cargos.

En 2014, con el cineasta nominado a los Oscar, Dylan Farrow (que entonces tenía 28 años) revivió la cuestión con una carta abierta en la que detalló cómo Allen supuestamente abusó de ella cuando era niña y las secuelas que aquello le dejó.

Desde entonces, poco a poco al principio y de forma mucho más clara después de que la caída del productor Harvey Weinstein diera pie al #MeToo, Hollywood ha dado la espalda al director y numerosos actores han prometido no volver a trabajar con él.

Allen, además, vio cómo los estudios de Amazon rompían un acuerdo para producir cuatro nuevas películas y ahora está envuelto en una batalla judicial con la empresa, a la que le reclama 68 millones de dólares por no cumplir lo pactado.