El universo expandido de Star Wars es por demás de entretenido y se pudo ver en Rogue One.

Pero en esta ocasión esa frescura pareció perderse y lamentablemente con uno de los mejores personajes de la saga.

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En esta oportunidad, la historia se centra en la vida de Han Solo, que anteriormente ha sido interpretado (e inmortalizado) por Harrison Ford.

Alden Ehrenreich entra en la piel del joven Han que tiene el sueño de ser un gran piloto para poder escaparse del planeta Corellia junto a su novia Qi’ra (Emilia Clarke). Algo sale mal y el es el único que escapa; es ahí donde decide alistarse en el Imperio para poder ser piloto. Pero se lleva una decepción al ser miembro de un grupo de mercenarios liderados por Tobias Beckett (Woody Harrelson).

Al principio Beckett no confía en Han y lo abandona en un pozo y es ahí donde conoce a su fiel amigo Chewbacca y emprenderán un enorme viaje en el que se toparán con Lando Calrissian (Donald Glover) y el villano Dryden Vos (Paul Bettany).

La película empezó mal con el alejamiento de los directores originales que ya habían realizado parte de la película y llamaron al veterano Ron Howard para que la complete, y las diferencias se notan.

La historia por momentos aburre y los personajes no terminan de convencer, con las excepciones de Ehrenreich y Harrelson, actores que le sacaron provecho a sus roles. Se esperaba ver algo más del personaje de Lando Calrissian que fue clave en «El imperio contraataca» y «El regreso del Jedi».

También se mezclan varios elementos que pueden prestarse a la confusión en la línea temporal, que hace confundir al espectador que no sigue todo el canon completo de Star Wars, ya que hay referencias a la serie animada Rebels.

Le faltó algo más, ese toque que únicamente Ford pudo lograr en la historia original, pero damos un voto de confianza a Ehrenreich que tuvo el coraje de capitanear el Halcón Milenario.

Calificación: Buena.