Hace 81 años atrás, nacía un músico inigualable, un ser venido de algún mundo interdimensional que encontró en nuestro planeta, una vía para que sus melodías pudieron desperdigarse por el universo. Evangelos Odysseas Papathanassiou, más conocido como Vangelis, nació en el pueblo costero de Agria, Grecia.

Hablar de Vangelis, es hablar de un inmenso legado no solo musical sino que también cultural. Sus obras han traspasado generaciones que hasta el día de hoy se regocijan con toda la maravillosa música que dejó.

Desde muy pequeño nació su interés por la música y aunque tuvo clases, desarrolló un estilo propio, lejos de las rígidas estructuras de las partituras. En su juventud, encontró en la música tradicional griega y luego en el jazz, una forma de creación que lo llevó a lugares sónicos insospechados.

A mediados de los sesenta se hizo cargo de las bandas sonoras de variadas películas griegas y en 1968 viajó a Londres pero no tenía los permisos necesarios para trabajar en Inglaterra, es por eso que se estableció en París. Fue en la capital francesa, y junto a Demis Roussos y Loukas Sideras que continuaron con el proyecto que habían iniciado en Grecia, llamado Aphodite’s Child, al que luego se les unió Silver Koulouris.

Tres discos fueron suficientes para pasar a la historia, entre ellos el indispensable «666», para que luego de la disolución de la banda, Vangelis comenzara una asombrosa carrera creando música que pasaría a la eternidad. Como no recordar el arte que creó para películas como «Chariots of Fire», «Blade Runner», «Missing», «1492: Conquest of Paradise» y muchísimas más, aparte de sus trabajos como solista. Punto aparte es su colaboración con el cantante de Yes, Jon Anderson, con el cual grabó cuatro hermosos discos.