Mientras tanto, fuerzas ucranianas dispararon misiles hacia la ciudad de Jerson que se encuentra bajo control de las fuerzas militares rusas. Las fuerzas antiaéreas rusas destruyeron 5 cohetes, presuntamente lanzados hacia el norte de esa ciudad.
El sumo pontífice también consideró que “los ladridos de la OTAN” cerca de las fronteras rusas pudieron haber “facilitado” el origen del conflicto. Dijo que a los veinte días de iniciado el conflicto pidió hablar con el presidente ruso y que hasta ahora no ha tenido respuestas.
Una autoridad militar rusa expuso que el objetivo a lograr busca “permitir asegurar un corredor terrestre hacia Crimea y una influencia en las infraestructuras claves de la economía ucraniana. El presidente de ese país dijo que Rusia hace todo para hablar “de alguna victoria”.
"Continuamos las negociaciones por videoconferencia. Nuestras posiciones sobre Crimea y el Donbass no cambiaron", indicó el negociador en jefe del Kremlin, Vladimir Medinski en Telegram.
En medio de las críticas de la oposición por la situación de los derechos humanos en esa región, el primer ministro británico advirtió que el conflicto ruso-ucraniano “tendrá consecuencias de gran alcance para el mundo, mucho más allá de las fronteras de Europa”.
El canciller ruso Serguei Lavrov aseguró que empieza a surgir un “espíritu profesional” en las conversaciones diplomáticas entre ambos países y que "hay formulaciones concretas” que generan “esperanzas”.
Tras el reconocimiento de la independencia de dos provincias separatistas y rusoparlantes de Ucrania por parte del presidente de Rusia, Vladimir Putin, se puso en superficie un conflicto que tiene su historia y su complejidad.
El economista, ex funcionario y periodista norteamericano, Paul Craig Roberts, asevera que “se hará realidad mediante un evento de bandera falsa en la capital estadounidense. Advierte que existe una fuerte apoyatura de los medios que la presentan como real.
La ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, consideró al finalizar el encuentro entre sus pares que “no hay justificación para su postura agresiva y no provocada hacia Ucrania". Advirtió que “cualquier incursión rusa” tendría “un costo severo”.
Los mandatarios de China y de Rusia conversaron a través de una videoconferencia, en medio de las presiones de Occidente a Rusia por la acumulación de tropas de ese país en la frontera ucraniana. Estimaron realizar acciones conjuntas “para proteger su seguridad e intereses”.
La delegación ucraniana subrayó que las discusiones fueron "constructivas" y que "las consultas proseguirán", en tanto, Moscú culpó a Kiev de haber "bloqueado sus propuestas sobre mecanismos para prevenir violaciones a la tregua".
La situación de conflicto entre Ucrania y Rusia viene en aumento desde 2014, cuando Moscú decidió unilateralmente anexar la estratégica península de Crimea.