Un nuevo ataque suicida en Kabul dejó el sábado 15 muertos, todos cadetes del ejército, en un segundo atentado en 24 horas tras el perpetrado contra una mezquita chiita, con lo que son ya más de 200 los muertos en varios atentados en Afganistán desde el martes.
El presidente de Estados Unidos se refirió al ataque que dejó 59 muertos y más de 500 heridos, pero evitó una vez más hablar de la polémica por el control de las armas de fuego en el país.
El grupo yihadista, sin brindar elementos de respaldo, afirmó que el sexagenario atacante era un estadounidense "convertido al islam hace algunos meses". Los agentes creen que el hombre, que fue hallado muerto en su cuarto, se suicidó.
Seis "ataques aéreos de precisión" se realizaron el viernes pasado, a unos 240 km al sureste de Sirte. El campamento era usado para "ingresar y sacar combatientes del país, acopiar armas y equipamiento, y planear y conducir ataques", según comunicado.
Aseguran fue el resultado de un ataque aéreo cerca de la ciudad de Deir Ezzor. "Un centro de mando y un centro de comunicación han sido destruidos, y 40 militantes del grupo islámico fueron eliminados", dice el comunicado.
Desde 2015 los yihadistas habían cercado totalmente los barrios gubernamentales y el aeropuerto militar de Deir Ezzor, ciudad que cuenta con más de 100.000 habitantes.
En las imágenes, los yihadistas queman una iglesia y aseguran que estarán en la capital italiana, como parte de una cruzada contra los católicos. ¿La seguridad del Sumo Pontífice está en riesgo?
El grupo yihadista elogió en un video a los autores de los recientes atentados en Cataluña y advirtió de que si España no se retira de la alianza liderada por Estados Unidos y "deja de hacer la guerra, nunca los vamos a dejar tranquilos".
La elección de la ciudad española para el ataque no parece accidental, pues responde a una serie de objetivos tanto prácticos como simbólicos de la organización terrorista.
Esta mañana falleció una mujer que estaba internada en un hospital cercano a Cambrils, donde ocurrió uno de los ataques. El atentado fue reivindicado en un comunicado por el grupo yihadista Estado Islámico.
El ataque de las fuerzas estadounidenses dejó sin vida a Abdul Rahman, jefe del EI-Jorasán, nombre del grupo yihadista en Afganistán.
Del hecho, donde también resultaron heridas 30 personas, participaron dos hombres, uno de ellos con un chaleco de explosivos, que se hizo estallar, mientras que otro iba armado con un rifle.