La Deuda Pública Bruta ya supera los 337.235 millones de dólares, alrededor del 98% del PIB. Mientras que, la Deuda Pública Externa es de 171.865 millones de dólares, un 170% más que la registrada en diciembre de 2015.
Desde el comienzo de gestión presidencial de Mauricio Macri el salario de los trabajadores se ha visto fuertemente afectado. En 2016 se registró una caída del 2,8% que en el 2017 (único año no recesivo en el gobierno de Mauricio Macri) logró recuperar un 2,2%. Pero en diciembre de 2018 se había desplomado un 15,4% con respecto a igual mes del año anterior.
El encuentro de Dujovne con banqueros y ejecutivos de fondos de inversión estadounidenses fue una clara señal del grado de dependencia que existe entre la economía argentina y las finanzas internacionales. Por Esteban Guida
Ya no hay tiempo para cambiar nada; el resultado final de la experiencia de Cambiemos al frente del Poder Ejecutivo Nacional será negativo para la economía argentina.
En la abundancia de malas noticias para el oficialismo (y para toda la población), hay quienes festejan el último resultado del índice de precios porque bajó respecto a marzo. Sin embargo, una actitud del tipo se aparta peligrosamente de la prudencia y la sensatez.
La última semana de abril de 2018 se dio la primera manifestación que expuso el diagnóstico de los mercados internacionales: le habían “picado el boleto” al programa económico planteado por el macrismo. Un año y dos acuerdos con el FMI después, el resultado está a la vista.
Como ya es costumbre, la realidad vuelve a confrontar los dichos del gobierno.
La dura situación económica que atraviesa el país resulta el principal obstáculo para las aspiraciones presidenciales de Mauricio Macri, quien parece estar dispuesto a todo para lograr su reelección.
A principios de este año, el pronóstico anual presentado por el REM-BCRA se ubicó en 29%. Tres meses después, tal previsión fue revisada y escaló a 36 puntos.
Argentina requirió el waiver por no cumplir en tiempo y forma con la entrega de los resultados fiscales actualizados. Desde el Gobierno se alegó que solo se debía a una cuestión meramente administrativa por modificaciones en las fechas de las reuniones pactadas con el Fondo.
No es lo mismo alcanzar un superávit comercial por un repunte de las exportaciones producto de una mejora real de la competitividad, que por un desplome de las importaciones resultante de una mega devaluación.
Los resultados expresan los costos de mantener una política económica que para algunos economistas oficialistas permite alcanzar cierta estabilidad cambiaria, algo tan loco como pensar que el capitán de una nave llegará a buen puerto usando de combustible a sus marineros.