La mayoría de los habitantes de Gaza han sido desplazados por el conflicto, y la violencia también ha estallado en Cisjordania, incluido un enfrentamiento mortal en la ciudad de Yenín el domingo.
"La emigración de cientos de miles de personas de Gaza permitirá a los residentes israelíes del enclave regresar a sus hogares y vivir con seguridad, además de proteger a nuestros soldados", escribió Ben Gvir, del partido Poder Judío.
"La gente tiene hambre y está desesperada por conseguir comida en el convoy del Unrwa en la ciudad de Gaza esta semana", publicó Tom White, director de la Unrwa, en la red social X, junto a un video en el que se ve un camión rodeado de cientos de personas.
Las estimaciones de expertos apuntan que Israel ha lanzado unas 29.000 bombas o munición aérea sobre el enclave, lo que ha desembocado en la destrucción de iglesias bizantinas, mezquitas, fábricas, edificios de viviendas, cines y escuelas.
La resolución evita llamar a un "alto el fuego", una condición inaceptable para Israel y Estados Unidos, su gran aliado, pero pide "crear las condiciones para un cese duradero de las hostilidades".
El reinicio de las hostilidades, más la falta de suministro eléctrico, cortes de combustible, accesos restringidos e infraestructuras dañadas, ha causado que al menos el 50% de las instalaciones de agua y saneamiento estén dañadas o destruidas.
En ese contexto, la organización humanitaria Media Luna Roja Palestina (MLRP) dijo que a raíz de la interrupción de internet y la telefonía debió recurrir a las comunicaciones por radio VHF, cuya señal es "débil y susceptible de sufrir interferencias", lo que “debilita la credibilidad y el volumen de la información” que recibe.
La ONU y diversas organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos se quejaban de que era "insuficiente" para atender las necesidades de los 2,3 millones de palestinos de Gaza que sufren la ofensiva militar israelí contra Hamas.
El incidente tuvo lugar en una zona de combate activa, en la que se han producido continuos enfrentamientos durante los últimos días. Benjamin Netanyahu, calificó la muerte de los tres rehenes como una "tragedia insoportable".
Francisco formuló múltiples llamamientos a la paz y el miércoles pidió un "alto el fuego humanitario inmediato" entre Israel y los militantes de Hamás.
"Desafortunadamente, cientos de toneladas han sufrido daños y no pueden ser utilizadas", señaló un comunicado, antes de reclamar su entrada "urgente" y "lo antes posible", dado que la situación en la Franja es "catastrófica".
La protesta forma parte de un esfuerzo global para presionar a Israel para que detenga la guerra, que ya dejó cerca de 18.200 muertos, en su mayoría civiles, en el enclave palestino.