Al menos 25 personas están desaparecidas tras el corrimiento de tierras al tiempo que las operaciones de rescate se vieron complicadas por las lluvias, los cortes de energía y la mala circulación en las carreteras.
El monte Agung ha estado en erupción de manera regular desde que en 2017 las autoridades decidieran cancelar cientos de vuelos a causa de su actividad, afectando a 120.000 personas.
El sismo se originó al sureste de la ciudad de Davao, a 59 km de profundidad, según el USGS, que en un primer momento estimó la magnitud en 7,2.
La agencia de vulcanología del país aumentó el nivel de alerta de 2 a 3 (en una escala de 4), y las autoridades prohibieron "toda actividad en un radio de 5 kilómetros del cráter de la cima del monte Anak Krakatau", situado en el estrecho que separa Java y Sumatra.
Para los educadores que animan este programa en una sala de fútbol reconvertida en centro de evacuación en la localidad de Labuan, la idea es sencilla: el juego debe permitir a los niños olvidar lo que vivieron este fin de semana.
Los equipos de salvamento continúan con las labores de búsqueda con el objetivo de encontrar posibles supervivientes escombros dejados por el tsunami.
Decenas de edificios han resultado dañados por la fuerza del mar, que ha golpeado a las playas del sur de la isla de Sumatra y del extremo occidental de Java. Las autoridades han avisado de que el número de víctimas podría aumentar con el paso de las horas.
El hipocentro se localizó a 61 kilómetros de profundidad y a 158 kilómetros al suroeste de Jayapura.
Decenas de socorristas y buzos fueron enviados al sitio de la desaparición del vuelo JT 610. Pero, desde el lunes por la noche, los servicios de rescate no guardaban muchas esperanzas de encontrar supervivientes.
El avión Boeing 737 de la compañía Lion Air había sido reparado por un problema técnico. El aparato "fue reparado" en la isla de Bali "y luego voló a Yakarta", desde donde partió y finalmente tuvo el accidente.
Hasta ahora han hallado 1.763 cuerpos sin vida tras la catástrofe del 28 de septiembre, que arrasó barrios enteros de Palu, una localidad de 350.000 habitantes en la costa occidental de la isla de Célebes.
Cerca de 200.000 personas necesitan ayuda humanitaria urgentemente. Se calcula que 66.000 viviendas fueron derruidas el viernes por el temblor de magnitud 7,5 y el tsunami que engendró.