Los ataques fueron perpetrados contra dos campos de desplazados y aldeas en los que se refugiaron civiles huidos de Bukamal, la última localidad controlada por el grupo Estado Islámico. Entre las víctimas hay 20 niños.
"Tenemos un montón de problemas de salud mental en nuestro país, pero no es una situación imputable a las armas", declaró el presidente estadounidense en rueda de prensa en Tokio.
La tormenta, que tocó tierra el sábado, es la peor que ha golpeado la costa sur del país en varias décadas. Todavía 19 personas permanecen desaparecidas.
Los restos de los argentinos fallecidos serán repatriados este domingo en avión hacia Argentina, acompañados por sus familiares. Uno de los velorios se realizará mañana en la ciudad de Pérez, en tanto los demás en Caramuto.
La explosión del coche bomba ocurrió en la provincia en el este del país, escenario clave de la batalla entre el ejército del régimen y el grupo yihadista.
Según la cadena de noticias estadounidense CBS dijo que el inmigrante uzbeko, Sayfullo Habibullaevic Saipov de 29 años, declaró a la policía que se sentía contento por su acción y que no se arrepentía del ataque.
"Vamos a coordinar que quienes vengan tengan todo lo que necesiten para el acceso a las morgues y el reconocimiento, y para que los familiares puedan estar con los fallecidos", dijo el cónsul argentino en Nueva York, Mateo Estremé.
Lo afirmó el Comisionado Adjunto John Miller y agregó que el atentado fue “en nombre de Isis”. No obstante, el ataque aún no fue reivindicado por ningún grupo u organización extremista.
La tormenta vino precedida por lluvias torrenciales y fuertes ráfagas de viento. El fenómeno se desató horas después de que se celebraran las elecciones legislativas del país. Además de las víctimas fatales, hay un desaparecido y varios heridos.
La cámara penal resolvió confirmar la sentencia para Jonatan Olivera por el crimen de Laura, de 23 años, y su hija Mía de 4, cometido en 2013.
Los ataques se produjeron en las provincias de Maidan Wardak, Ghazni y Paktia, limítrofes entre sí, y contaron todos ellos con el mismo "modus operandi" inicial: la detonación de vehículos cargados de explosivos para iniciar la acción.
Además de las víctimas fatales, el fenómeno meteorológico dejó a 360.000 personas sin suministro eléctrico, y paralizó los servicios públicos. El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, pidió a la población no salir de sus casas hasta que haya parado.