Los exorcistas han dicho que esta localidad de Bosnia es el principal lugar del mundo donde se produce la batalla frontal entre el bien y el mal.
El contenido central de dichas apariciones de Garabandal no fue el Aviso del Milagro y el Castigo sino la crisis a la que se enfrentaría la Iglesia.
Es un dogma de la Iglesia católica proclamado en 1854 que sostiene que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción por los méritos de su hijo Jesucristo, recogiendo de esta manera el sentir de dos mil años de tradición cristiana.
Esta fecha es una festividad religiosa que recuerda el nacimiento de la Virgen María y también coincide con el día en el que se acostumbra a armar el árbol de Navidad como previa a la Nochebuena.
El Adviento ya comenzó, es común ver muchas tiendas y centros comerciales decorados con motivos navideños.
El 12 de marzo de 2020 el padre Oliveira tuvo una visión de que en ese año se abría un período de prueba en el mundo. Que los próximos años serían de caos y dificultades, agregando que la industria armamentista crecería y el clima de guerra florecería, en un mundo con muchas dificultades económicas.
En Garabandal, España, sucedió en la década de 1960 una de las apariciones más proféticas y milagrosas de todos los tiempos.
El colapso ocurrió en la Catedral de la Anunciación en la ciudad de Alejandreta, en la provincia turca de Hatay. Las imágenes fueron documentadas por el sacerdote Antuan Llgit.
Sus experiencias son comprobaciones que deben nutrir a la teología y a la doctrina cristiana.
La procesión convocó a una gran cantidad de personas, que partieron de la Catedral de Rosario para acompañar a la Virgen en su recorrido.
Los ciclistas iniciaron la peregrinación en la Catedral Santa Ana en la Diócesis de San Francisco de Macorís, a unos 60 kilómetros del destino, bajo una intensa lluvia. Hubo dos paradas técnicas de hidratación.
Desde la organización religiosa aseguraron que la responsabilidad es de todos pero “es mayor la de los que más recursos y poder tienen”. El arzobispo Eduardo Martín pidió poner “en manos de María” esta situación “dolorosa”.