Ucrania advirtió este martes que atraviesa una "situación crítica" después de que ataques rusos destruyeran en poco más de una semana el 30 % de las centrales eléctricas del país, dejando sin luz ni agua a más de 1.100 localidades.
Estos ataques se producen una semana después de que Rusia lanzó una masiva salva de misiles que duró dos días y que afectó a localidades en toda Ucrania, provocando cortes de electricidad y agua en todo el país.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que les exige una “contribución solidaria” a las empresas que “en estos tiempos es equivocado tener ganancias extraordinarias beneficiándose de la guerra”.
"Un depósito de municiones enemigo fue destruido cerca de Tomina Balka", una localidad al oeste de la ciudad de Jerson (sur), aseguró en Facebook esta madrugada el mando Sur del Ejército ucraniano.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken y la organización continental a través del jefe de la diplomacia, Josep Borrell consideraron que “sigue un patrón de atrocidades” y que perpetraron “otro ataque feroz.
Según la información preliminar, de cuatro a seis proyectiles detonaron en el área, provocando un incendio en el edificio, destrozos en la fachada, el ala derecha y la planta superior.
António Guterres señaló que “por supuesto, la electricidad de Zaporiyia es electricidad ucraniana” y agregó que “este principio debe respetarse plenamente”. Alertó que "cualquier potencial daño” a la central nuclear “sería un suicidio".
El administrador designado por el Kremlin en esa región, Vladimir Rogov, dijo que el secretario general de la organización global “entiende perfectamente que la retirada” de sus equipos “deja indefenso un lugar que será dañado inmediatamente por los ataques ucranianos”.
El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, consideró que Kiev cometió “otro acto de terrorismo nuclear”. Zelenski acusó a “los ocupantes” mientras el titular de la ONU dijo que fue “un acto suicida”.
Para el ex canciller alemán el reciente acuerdo negociado por la ONU y Turquía por las exportaciones de granos ucranianos podría ser el primer paso hacia un alto el fuego.
Se trata del Razoni que salió de Odesa, sobre el mar Negro, en horas de la madrugada con destino al Líbano, donde llegará luego de ser inspeccionado este martes en Estambul. La ONU informó que transporta 26.000 toneladas de cereales.
El primer mandatario de Ucrania consideró que Moscú “hace todo esto específicamente para que a los europeos les resulte lo más difícil posible prepararse para el invierno".