Sin pausa y con mucha prisa siguen sucediéndose los cierres de comercios, industrias, prestadoras de servicios y otros establecimientos.

Tales los casos de Intesar S.A., que acaba de despedir a casi 500 trabajadores, y los cierres de una textil catamarqueña con 35 años de antigüedad, y de una cadena de supermercados cordobeses.

En el primero de los casos, la empresa confirmó el despido de todos sus trabajadores, 460 en total, por la parálisis de la obra pública, debido a la parálisis de los trabajos de instalación de una línea de alta tensión desde la represa Yacyretá, en Rincón Santa María, hasta Resistencia-Chaco, que se ejecutaba hace más de tres años.

Desde Intesar, que pertenece al grupo Electroingeniería, se adujo que “el Gobierno nacional interrumpió los pagos, lo que obligó a la interrupción de la obra energética”, que es de importancia para toda la zona y que también beneficia a Buenos Aires.

Cierre pos vacaciones

Entretanto, la empresa Tileye, fábrica de ropa interior ubicada en Catamarca, decidió cerrar sus puertas y 50 operarios fueron despedidos.

La firma está ubicada en la localidad de Sumalao Valle Viejo y el cierre se decidió al regreso de los operarios de las vacaciones anticipadas que se habían otorgado.

El cierre de la compañía se produce en medio de una fuerte crisis en el sector textil que ya provocó la clausura de otras firmas como Alpargatas, Calzados Catamarca y Yerciplast.

Millonaria inversión

La fábrica fue inaugurada hace 35 años y requirió una inversión varias veces millonaria en la construcción de sus dos naves para generar sus productos y la adquisición de maquinarias de tejeduría, corte y confección.

“La situación económica de la empresa se agravó notoriamente en los últimos 5 años, eclosionando el año pasado y empeorando durante el actual ejercicio, debido a la gran crisis general de nuestro país y del mundo, donde no existen perspectivas de recuperación en el corto y mediano plazo”, indicaron fuentes de la firma.

Asimismo, y en un contexto de caída persistente de ventas del orden del 25-30%, se sumaron importantes pérdidas en los últimos periodos, llegando a registrar un saldo negativo superior a los 11 millones de pesos, monto que no se pudo financiar.

Se informó que “a pesar del cierre, la planta quedó intacta con toda la maquinaria e instalaciones en condiciones de volver a utilizarse si una reactivación económica lo permitiera”.

En tierras cordobesas

La retracción del consumo no cesa y sigue arrastrando firmas a la quiebra. En las últimas horas, 63 trabajadores fueron despedidos tras el cierre de supermercados en Colonia Caroya y en Jesús María.

Se trata de la empresa Súper Uno Sociedad Anónima, que posee dos comercios en cada una de esas localidades, además de un mayorista en la primera.

Desde la firma adujeron problemas de rentabilidad, aunque desde el Centro de Empleados de Comercio de Colonia Caroya negaron que la firma estuviera en crisis.

Intervino en el caso el Ministerio de Trabajo de la provincia, cuyo titular, Omar Sereno, convocó a una reunión de mediación.

El ministro consideró que la empresa no pidió a su cartera el procedimiento preventivo de crisis y aseguró que luego de revisar las notificaciones y documentos podría “declarar ineficaces los despidos y permitir que los trabajadores cobren el 100% de indemnización o reintegrarse en caso que la empresa continúe”.