La CGT encarará un 2020 con grandes desafíos en especial por la renovación de autoridades que deberá llevar a cabo en agosto cuando finalice el mandato de la actual conducción del binomio Héctor Daer-Carlos Acuña, en el marco de la interna que atraviesa a la central entre dirigentes enemistados desde hace varios años.

La tan mentada unidad que siempre pregonan los dirigentes de los distintos sectores cegetistas, y en los últimos meses reclamada también por el presidente Alberto Fernández, vuelve a perfilarse complicada debido a las peleas entre los gremialistas y los rencores que permanecen entre ellos.

Incluso sin que exista una tensión sobre el posicionamiento frente al actual Gobierno -Fernández goza por estas horas de un apoyo prácticamente unánime en las distintas facciones de la CGT, a diferencia de lo sucedido en la gestión de Macri y en la última de Cristina Kirchner- la chance de lograr en agosto una conducción para el lapso 2016-2020 con «todos los sectores adentro» se percibe muy optimista.

Daer y Acuña conformaron el binomio conductor cegetista

De hecho, la elección en 2016 de un triunvirato -que a mitad de mandato quedó reducido por la renuncia del portuario Juan Carlos Schmid- reflejó la incapacidad de designar a un dirigente que pudiera contener a todos los sectores.

Aquella conducción -sostenida por los dialoguistas «gordos» e «independientes», más los gremialistas del transporte que integran la CATT- no contó con varias facciones que prefirieron quedar al margen.

Ahora hay algunos dispuestos a retornar, como los del MASA (el taxista Omar Viviani, el ferroviario Sergio Sasia y el legislativo Norberto Di Próspero, entre otros), los de las 62 Organizaciones Peronistas (la UATRE de Ramón Ayala y los Jerárquicos de AFIP de Julio Estévez son algunos) y la UOM de Antonio Caló.

También podrían seguir ese camino los de la Corriente Federal que lidera el bancario Sergio Palazzo, mientras que existen grandes dudas sobre lo que harían los del grupo de la Azul y Blanca que responden al gastronómico Luis Barrionuevo y el camionero Hugo Moyano junto a sus aliados.

Los Moyano aún mantienen su respaldo a Fernández, pero con ciertos reparos, luego de que el mandatario se negara a ubicar a dirigentes de confianza del camionero en lugares como en Transporte.

Hugo Moyano sigue siendo un actor de alta relevancia en el sindicalismo nacional

A su vez, ven con desconfianza la estrecha relación que Fernández trabó con Daer, uno de los históricos rivales de Moyano y a quien tanto Hugo como su hijo Pablo continúan criticando a través de los medios por «no defender» a los trabajadores durante los años de Macri, situación que complica una nueva convivencia del camionero con los «gordos» bajo el mismo techo cegetista.

Al mismo tiempo, existen otros recientes hechos que podrían sumar tensiones que condicionen la unidad, como el pedido para regresar a la CGT del numeroso gremio de docentes de CTERA que responde al titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, lo cual no es bien visto por la actual conducción de la central obrera, a raíz de sus evidentes diferencias ideológicas.

También genera ruido en los sectores más ortodoxos de la actual conducción de la CGT el reciente lanzamiento -con la venia de Fernández- de un «gremio» de trabajadores informales integrado por el «triunvirato» de organizaciones sociales de la CTEP, la CCC y Barrios de Pie: la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).

Unión de Trabajadores de la Economía Popular

Sucede que este sector también apunta a incorporarse a la Confederación General del Trabajo, lo cual licuaría el poder que ostentan los grandes gremios de la conducción, sin mencionar además las diferencias ideológicas que también existen en este caso.

En medio de este complicado escenario, la central obrera afrontará unos meses cargados de reuniones y de «rosca» para moldear una próxima conducción que contenga a la mayor parte de los sectores en pugna.