El secretario general de la Central de los Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTAA), Pablo Micheli, estimó hoy que el camino de la unidad con la corriente que encabeza Hugo Yasky deberá producirse este año, ya que en septiembre vencen los mandatos de ambas conducciones, pero adelantó que hay «varias opciones» que serán analizadas en marzo en «un congreso y un posterior plebiscito».

«En relación con la unidad de ambas CTA, el espacio autónomo realizará un congreso en marzo próximo y un posterior plebiscito, que decidirán si habrá elecciones por separado de los dos espacios para seguir cada uno en su central o si se discutirá de forma democrática y de igual a igual una unidad orgánica con comicios únicos en mes a determinar», aseveró.

Ricardo Peidro y Hugo Godoy, con quienes el ex estatal mantiene una dura disputa, ya convocaron a los congresos de su espacio para el 28 de abril, lo que alentará más disputas.

Micheli puntualizó que la realidad obliga a plantear un debate con otros grupos sindicales y los movimientos sociales para evaluar «la posibilidad de producir un nuevo reagrupamiento del movimiento obrero y crear una nueva central en la Argentina».

El dirigente, quien criticó al triunvirato de la CGT, explicó que su espacio a diario defiende «la personería jurídica de la CTAA» y avanza en «el permanente reclamo de obtener la gremial», y adelantó que quizá ambas centrales alternativas podrían construirla en unidad y arrancarle al gobierno «la pluralidad sindical que se ha negado en el país durante tantos años».

«Para derrotar el ajuste que expulsa a la exclusión y la pobreza, ambas CTA saben que es necesario emerger de la dispersión y apostar a un movimiento obrero fuerte, organizado, poderoso, con conciencia de clase, democrático y plural, en el que los afiliados sean consultados de forma permanente y los jóvenes y las mujeres tengan importante participación», afirmó.

Micheli ratificó la necesidad de que la CTA sea autónoma; criticó la línea de acción político-gremial del triunvirato de la CGT y señaló que la unidad de las CTA «se enmarca en un momento particular del país y de la realidad político-económica, por lo que no es un hecho aislado y no puede significar amontonamiento sino que debe exceder las preferencias y diferencias de la dirigencia».

«Existe una gran crisis de representatividad que golpea a la CGT y a todo el movimiento obrero, lo que obliga a barajar y dar de nuevo. La unidad de ambas CTA ayudaría a construir otra más amplia», concluyó.