En medio de la interna en la CGT, el líder de Camioneros, Hugo Moyano, encabezará el próximo lunes un plenario de secretarios generales de la Juventud Sindical Nacional, luego de que uno de los titulares de la central obrera, Héctor Daer, hiciera lo propio días atrás en un acto de la Juventud Sindical Peronista que responde a la conducción de la institución de la calle Azopardo.

Moyano participará del encuentro de la Juventud Sindical Nacional que se realizará a las 14 en el Teatro Gran Rivadavia del barrio porteño de Floresta.

Esta facción de la Juventud Sindical está integrada por una treintena de gremios cercanos a Moyano del sector «combativo» de la CGT, como Motoqueros de la Assim; Señaleros Ferroviarios; Marina Mercante; Panaderos; Ceramistas; Supa; Empleados del Peaje de Sutpa; Somu y Petroleros privados, entre otros.

Su secretario general es el titular del sindicato del Vidrio, Cristian Jerónimo, quien en mayo pasado sucedió en el cargo al líder del gremio de Aeronavegantes, Juan Pablo Brey, un dirigente de estrecha relación con Facundo Moyano.

«Creemos que esta Juventud Sindical tiene el potencial de contar con grandes dirigentes del sindicalismo, para mirar al futuro y encarar el desafío de preparar a los jóvenes para el mundo del trabajo, dando las discusiones que haya que dar para una Argentina que vuelva a ser productiva de la mano del próximo Presidente de todos los argentinos», sostuvo Jerónimo en la previa al acto del lunes.

Este acto tendrá lugar luego de que la semana pasada Héctor Daer encabezara en el estadio de Obras Sanitarias un acto de la Juventud Sindical Peronista, que se creó este año bajo la conducción Sebastián Maturano, hijo del jefe del sindicato de maquinistas de trenes de la Fraternidad, Omar Maturano.

Esta Juventud Sindical responde al sector más moderado de la CGT, el que integran los «gordos», «independientes» y gremios del transporte de la Catt.

La división entre ambas juventudes sindicales es una réplica de la interna cegetista a nivel cúpulas y que enfrenta a «duros» contra «dialoguistas», dificultando así el proceso de unidad de la CGT que reclama el presidente electo, Alberto Fernández.