Mientras el Gobierno intenta reflotar -por ahora, sin éxito- el diálogo con la CGT, los gremios industriales, el sector más golpeado por la oleada de despidos y la apertura de las importaciones, se reunirán hoy para definir medidas de fuerza, un anticipo del endurecimiento de la central obrera respecto de la administración de Mauricio Macri. Sindicatos de metalúrgicos (UOM), calzado, cueros, textiles y gráficos, entre otros, tienen resuelto movilizarse durante febrero y, de ser posible, empujar al resto de los gremios a un plan de lucha integral.

El encuentro se hará desde las 16 en Azopardo. Los disparadores del malestar fueron la crisis en el sector de ensamblado de computadoras (y el anunciado cierre de una planta de Banghó) y la clausura intempestiva de producción de la imprenta AGR, del grupo Clarín. También agitó las aguas la respuesta del Gobierno de derivar a los cesantes a su Plan de Transformación Productiva, que prevé subsidios para la reconversión de actividades impactadas por las importaciones, pero también para engrosar indemnizaciones.

«Hay una política de desaparecer la industria y derivarla a un programa que es como un Plan Trabajar, un engaño», se quejó anoche Francisco Gutiérrez, secretario de Interior de CGT y dirigente de UOM. Avisó que «de mínima habrá una marcha» de sindicatos ligados a la industria «en defensa de la producción nacional y de los puestos de trabajo, y para exigir un freno a los despidos y a las importaciones».