El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), que lidera Ricardo Pignanelli, que el martes próximo presentará en el gremio junto con toda la industria el «Plan estratégico automotor con acuerdo social y productivo», detalló hoy que la participación del sector en el Producto Bruto Interno (PBI) industrial es del 6,6 por ciento.

«Además, la participación en las exportaciones industriales es del 35 por ciento; en la inversión extranjera directa para la industria manufacturera del 10,1 por ciento; las inversiones en el sector entre 2017 y 2020 serán de 5 mil millones de dólares y la recaudación impositiva anual alcanzó los 2.968 millones de esa moneda. En 2018 las exportaciones fueron de 8.714 millones de dólares, y la actividad se ubica en primer lugar en el ranking nacional de inversión manufacturera en innovación», puntualizó.

La industria automotriz, cuyo parque automotor activo local asciende a 14 millones de vehículos, tiene una capacidad productiva instalada de 1,3 millones de unidades; el índice de motorización es de 3 habitantes por vehículo; ocupa el 4° puesto como productor mundial de pickups medianas y el 19° en 2018 en el de ventas internacionales.

Para el gremio, existe «un nuevo paradigma», ya que la industria atraviesa «un proceso de evolución disruptiva, que plantea los nuevos desafíos de la movilidad en las grandes ciudades, que constituye un problema socio-económico, y la protección medio-ambiental».

«Existen además nuevas demandas y preferencias de los clientes: la conectividad, ya que el auto es más que un medio para moverse; la experiencia de uso, porque hay nuevas modalidades como el car sharing y el car pooling, y la comercialización digital a partir de nuevos canales», señaló la organización, que sostuvo que la innovación tecnológica corresponde a «la inteligencia artificial, big data y analytics, comunicaciones y mapeo 3D para integrar el vehículo a un ecosistema de transporte público-privado inteligente».

Para el Smata, por lo tanto, el vehículo del futuro será «conectado, interactuando con el entorno», y electrificado, con regulaciones medioambientales más exigentes, y autónomo.

«La electrónica, la conectividad y el software son hoy tan o más relevantes que el hardware y la mecánica. La información es fuente de valor. Se incorporan actores de otros ámbitos y, esa evolución en la demanda, requiere un cambio radical de innovación en la producción y los servicios del sector, como tecnologías de propulsión más eficientes y limpias, mecanismos de compra y canales de comercialización, mayor relevancia del software, la conectividad y servicios digitales, procesos de manufactura 4.0 y mayor escala», dijo.

Por lo mismo, «se impone un cambio con sentido de supervivencia del producto y de los servicios», expresó el gremio, para el que «es preciso trabajar en los factores de escala, competitividad en costos de insumos de uso difundido y autopartes, eficiencia industrial, infraestructura para importación y exportación y previsibilidad macroeconómnica y regulatoria», entre los determinantes de las capacidades productivas del producto.