Este domingo 18 de septiembre se cumplen 16 años de la segunda desaparición del albañil y militante peronista Jorge Julio López. En el marco de su búsqueda, la Unidad Fiscal que interviene en los procesos por delitos de Lesa Humanidad continúa con la tarea de entrecruzar 10 millones de registros telefónicos en busca de pistas sobre el hombre y relevar la información existente sobre 66 tumbas NN en el Cementerio de La Plata.

Rubén López, uno de los hijos del albañil, criticó en sus redes sociales la falta de avances en la causa al afirmar: “Otro año más y nada”. Además, convocó a quienes quieran participar este domingo a las 15, en 140 y 69 de Los Hornos, a “presentar un nuevo mural que estarán haciendo profesores y alumnos de la Facultad de Artes de la Plata”.

Según precisó a la agencia de noticias Télam una fuente de la Unidad Fiscal que interviene en los procesos por Delitos de Lesa Humanidad, “la causa tiene movimientos permanentes con dos líneas de trabajo”.

“Se sigue trabajando de modo constante con el Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (Sifebu), particularmente en el relevamiento de información sobre los 66 NN enterrados en el cementerio de La Plata. Es la línea que tiene que ver con la posibilidad de localizar el cuerpo de López entre restos inhumados sin identificación”, se explicó. Se trata de los cuerpos NN ingresados a la necrópolis platense a partir de 2006.

La segunda línea “es el estudio de una base de datos telefónicos que logramos reconstruir con la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP), que tiene como finalidad establecer parámetros para la identificación de sospechosos”, añadieron.

Son 10 millones de registros telefónicos que arrojaron las antenas telefónicas cercanas al domicilio de López e incluyen llamadas y mensajes.

Jorge Julio López, declarando en causa por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar.

“En esta segunda línea hemos descartado pistas que surgieron en base a los nombres de titulares de líneas telefónicas que se correspondían con personal de centros clandestinos de detención. Es decir, había líneas activas de presuntos represores en el horario crítico en cercanías del domicilio de López (por los datos de las antenas), a los cuales investigamos y descartamos, pues no se trataba de represores sino de homónimos”, confió la fuente.

“No podemos hablar de avances, pero sí de dificultades que se fueron salvando en estas tareas”, aseguró la fuente.

“Por ejemplo, en cuanto a los NN se complicó la localización de información relacionada a los cuerpos inhumados sin identificación en el registro provincial de las personas. Esto ha insumido mucho trabajo a los profesionales del Sifebu, que han estado relevando información en las oficinas correspondientes”, explicó.

El albañil Jorge Julio López desapareció el 18 de septiembre de 2006, cuando estaba previsto que se presentara en el Salón Dorado del Palacio Municipal de La Plata para escuchar los alegatos del juicio contra el represor Miguel Etchecolatz, en el que él había testificado a fines de junio de ese año, en uno de los testimonios más relevantes para lograr condenar al exjefe policial.

López pudo identificar al represor como quien participó del operativo en el que fue secuestrado a fines de octubre de 1976 y como uno de los que les aplicaba torturas a él y a otros detenidos en el centro clandestino de Arana.

En una entrevista concedida a Télam meses atrás, Rubén López recordó que “ya la noche anterior había dejado la ropa lista que iba a ponerse, había acordado quién lo iba a pasar a buscar, pero cuando mi primo llegó a la casa ya no estaba. Al igual que mi hermano, creyó que se había ido antes, solo; así que se fueron a la municipalidad pensando que lo encontrarían ahí, pero no estaba. Nunca supimos qué pasó”, agregó.

Para Rubén, esta segunda desaparición de su padre “fue perfecta”, ya que “la causa tiene 50 cuerpos, 48 anexos y ninguna pista firme”.