El 15 de noviembre de 2006 Rosario vivió un temporal climático sin precedentes, la histórica pedrada, con ráfagas de viento que alcanzaron los 115 kilómetros por hora y piedras de diez centímetros de diámetro. La tormenta dejó cinco muertos, centenares de heridos y daños materiales de todo tipo.

Pasadas las 17 de ese día, la temperatura alcanzaba los 32 grados y la humedad no pasaba desapercibida. El cielo «se puso completamente negro» y con piedras que alcanzaron los diez centímetros de diámetro, el granizo hizo de aquella una jornada climática sin precedentes,

El temporal duró solo diez minutos, pero los destrozos quedaron al desnudo cuando la lluvia, el viento y las piedras cesaron. Se reportaron cerca de 400 mil vehículos dañados, miles de ventanales y vidrios estallados, cayeron antenas de telefonía y centenares de árboles. La ciudad quedó por minutos completamente incomunicada.

Las autoridades municipales de aquel entonces detallaron que cerca del 70 por ciento de Rosario se vio afectada. Además, conforme a los datos que compartieron los voceros de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), unos 40 mil usuarios se quedaron sin luz.

Los barrios ubicados en la zona oeste de la ciudad fueron los más castigados. En tanto al transporte público, casi el 25 por ciento de los colectivos sufrieron daños materiales por los que el servicio también se vio afectado. En cuanto al alumbrado público, más de la mitad de las luminarias quedaron fuera de servicio, además, al día siguiente se suspendieron las clases.