“Creo que Einstein estaría muy contento”. Así se expresaba el último jueves, Gabriela González, la argentina que encabezó un grupo de científicos (mil en total en 20 países) que por primera vez detectó la existencia de ondas gravitacionales, algo que había anticipado Albert Einstein hace un siglo en su Teoría de la Relatividad General.

El descubrimiento, que asombró a la comunidad científica mundial, no sólo abre una nueva era en las investigaciones astronómicas sino que potencia aún más al genio revolucionario de Einstein. “Todo lo que pensó él solo hace 100 años, con la simple ayuda de un lápiz y un papel, es lo que estamos viviendo hoy”, dijo por su parte Federico Lombardo, director del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

“Estamos todos como locos”, agregó González, la física argentina que trabaja en la Universidad de Louisiana y que comanda al grupo de más de 1.000 investigadores.

Interrogantes

Ahora bien. A partir de este relevante hecho histórico, quienes no están vinculados con las ciencias pueden preguntarse: ¿Qué se descubrió?

Pues nada más y nada menos que la existencia de ondas gravitacionales, que son una ondulación ínfima del espacio-tiempo que se propaga en el Universo a la velocidad de la luz.

Hace 100 años, estas ondas fueron presentadas en forma conceptual por Albert Einstein, como resultado de su teoría de la relatividad general. Hasta ahora no existían evidencias directas de su existencia.

¿Y qué se emplea para ilustras esas oscilaciones? Se emplea a menudo la imagen de las ondas que se producen al lanzar una piedra sobre la superficie de un lago, por ejemplo.

¿Para qué sirven? Estas ondas han sido definidas como “una nueva ventana al Universo” y merced a ellas se podrán entender los mecanismos por los que ocurren algunos de los sucesos más violentos del Cosmos, tales como los choques entre agujeros negros y las explosiones de estrellas. Además, podría llegar a estudiarse qué pasó un milisegundo después del Big Bang. Marcarán, además, el inicio de una nueva era en astronomía, o sea la “astronomía gravitacional”.

¿Cómo será su utilización? Actualmente, el conocimiento del Cosmos se realiza sobre todo a través de la radiación electromagnética (la luz). Merced a ella se puede “ver”, en tanto que con las ondas gravitacionales sería como “oir”, lo cual permitiría pasar a través de los objetos que hay entre la Tierra y el otro extremo del Universo, ya que las ondas lo atraviesan todo. Este tipo de ondas fue casi ignorado durante muchas décadas y algunos científicos hasta llegaron a poner en duda su existencia.

 

Relatividad

A partir de la Teoría de la Relatividad General, que Albert Einstein presentó en noviembre de 1915, o sea hace 100 años y casi tres meses, el mundo fue anoticiado de tres predicciones centrales: la desviación de la luz al pasar cerca de objetos masivos; el movimiento anómalo en la órbita del planeta Mercurio, y la existencia de las ondas gravitacionales.

Ya se había podido comprobar, con elementos irrefutables, las dos primeras. Pero la confirmación de la tercera fue la gran obsesión de los científicos.

Este nuevo descubrimiento de LIGO, tal como se lo denomina al grupo de investigación, está considerado como uno de los grandes hallazgos científicos del siglo XXI. Y no sería extraño que se inscriba en la carrera por el próximo Premio Nobel de Física.