Un 2 de octubre de 1869, hace 150 años atrás, nacía en India el líder que marcaría la historia moderna de su país, liberado del yugo del colonialismo británico, pero también el hombre que mostraría al mundo el camino pacífico hacia el contraste político y el respeto de los derechos humanos en todas las situaciones y lugares, además de una filosofía de vida que afirma que “sólo los justos medios conducen a justos fines” para lograr una sociedad pacífica. “La no violencia – enseñaba Gandhi – es la mayor fuerza disponible para la humanidad. Es más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre”.

Incluso hoy deberíamos “inspirarnos en nuestros esfuerzos para no dejar a nadie atrás” en los objetivos de desarrollo y paz para todos, subrayó el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, celebrando la memoria de Gandhi, durante los trabajos de la Asamblea de las Naciones Unidas, en Nueva York.

Un Congreso dedicado a Gandhi

Para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento de Mahatma Gandhi, “apóstol de la no violencia”, el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso celebró en Roma, el 1 de octubre de 2019, un día de reflexión y estudio interreligioso internacional sobre el tema “Amor fraterno y no violencia para la armonía y la paz mundial”.  Cincuenta estudiosos, promotores de la paz y activistas de la no violencia de diferentes tradiciones religiosas participaron en el evento.  Con referencia al Documento de Abu Dhabi sobre “Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia”, el estudio y la reflexión se centraron en la urgente necesidad de la no violencia en el mundo de hoy, asolado por la violencia, y en las formas y medios de promover la paz y la armonía y de fomentar la amistad y la fraternidad en todas partes. Además, los participantes asistieron a la Audiencia General de hoy, el día del nacimiento de Gandhi y el Día Internacional de la No Violencia.

Monseñor Ayuso: un acto positivo de amor

El Presidente del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, Monseñor Miguel Ángel Ayuso Guixot, promotor de este Congreso, destacó el legado de esta gran figura y la relevancia de su enseñanza frente a tantas realidades de intolerancia religiosa, violencia civil y conflicto armado, que vemos subsistir y crecer en el mundo. “La palabra ‘ahimsā’ que transmite el significado de la no-violencia para Gandhi no es sólo un estado negativo de no hacer daño, sino sobre todo un acto positivo de amor. Por lo tanto, Gandhi definió ‘ahimsā’ como el mayor amor, la mayor caridad. Y es aquí, a través de este amor, que para él no conoce fronteras y debe extenderse a todos los seres humanos, incluyendo a los maliciosos, a los malvados e incluso a los malvados personificados”.

Asimismo, el Monseñor Ayuso recordó que, como quería Gandhi, como quiere también el Papa Francisco, debemos amar a todos, sin exclusión, y no odiar a nadie, respetar la diversidad y promover la fraternidad. “Creo que todos los esfuerzos que el Papa Francisco realiza cada día – afirma el Prelado – para invitar a toda la humanidad a seguir este camino de fraternidad humana por la paz y la convivencia, es una clara indicación para recordar al mundo que la paz es producto del amor”.

Guyarat

Mohandas Karamchand Gandhi nació en Porbandar, en Guyarat, en el seno de la casta comerciante, ritualmente sólo por debajo de las castas guerrera y brahmánica. Se formó en Londres y sobre todo en Sudáfrica y hasta los cincuenta años fue “un fiel súbdito”. Religioso y conservador, el abogado Gandhi jamás quiso desmantelar el sistema de castas, sino integrar en él a los descastados, los parias. Mientras, elogiaba a la opresiva aldea frente a la ciudad y echaba humo frente a la industria y el ferrocarril.

Sus muchos anacronismos fueron redimidos al agitar y coronar la lucha por la independencia. Sobre todo, por la rectitud y la autoridad moral con que la condujo. Para devolver a los británicos a su lejana isla, tuvo que transformar el club que era el Congreso Nacional Indio (CNI) en un partido de masas, con golpes de efecto propios de un populista consumado, como la marcha de la sal .

Para ello, tuvo que empezar a hablar como un brahmán y a vestir –es un decir– como un fakir, apelando a las pulsiones religiosas de hindúes y musulmanes, para desesperación de racionalistas como Rabindranath Tagore.

Fuente: Noticias Vaticano