En medio de un aumento significativo en la internación de pacientes con COVID-19 en unidades de terapia intensiva, se encendió una señal de alerta en el ámbito de la salud pública.

La variante JN.1, originada en Estados Unidos, se destaca como la principal sospechosa detrás de este preocupante incremento de casos.

«Sólo el 8% de los chicos y el 19% de los adultos tienen la vacunación actualizada», destacó el Dr. Arnaldo Dubin.

«No hay evidencia de que JN.1 represente un riesgo mayor para la salud pública en relación con otras variantes», agregó, y sostiene que tener las vacunas actualizadas aumenta la protección contra la nueva variante.

Sin embargo, el médico intensivista subrayó la escasa tasa de vacunación como factor clave en el aumento de casos en el país.

Según el Boletín Epidemiológico Nacional, al 2 de enero de 2024, más de 10 millones de personas mayores de 50 años no recibieron una dosis de refuerzo en los últimos seis meses.

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«Este dato es preocupante, ya que se trata de una población con mayor riesgo de padecer enfermedades graves. Sin lugar a dudas, debe retomarse la vacunación», sostiene.

El aumento en la demanda de camas de terapia intensiva no es el único factor que preocupa al Dr. Dubin.

«Lo preocupante es la situación estructural de una especialidad que está en proceso de extinción», advirtió sobre el complejo panorama en medio de una crisis global en la formación médica, y denuncóa una política estatal que amenaza la ciencia y la universidad pública, elementos fundamentales para el futuro de la salud.

En este contexto, el mensaje de Dubin es claro y urgente: retomar la vacunación, especialmente en la población de mayor riesgo, y que el futuro de la salud es «indisociable del desarrollo científico y el funcionamiento de nuestras universidades».