Por Edgardo Bozikovic

La muerte es abordada en distintos momentos y por lo general es con referencia a la muerte de otros, si es cercano, nuestros sentimientos se verán invadidos, si por el contrario es lejano, nos afectará menos emocionalmente. Ello puede ocurrir con referencia a los ídolos, a nuestros próceres, que en argentina se los recuerda en el aniversario de su muerte. Cierto es que, genera escozor hacer referencia a ella, se la representa en la ficción con ropas oscuras, amenazante, en penumbras, de formas perturbadoras.

Cada cultura construyó a lo largo de la historia disímiles rituales para atenuar ese encuentro. Liturgias que permitieran hacer el duelo sobrellevando las ausencias, las pérdidas que produjeron las guerras, los conflictos, las conquistas, las hambrunas, las enfermedades, las pandemias y tantos otros motivos.

>Te puede interesar: “Aquí Estamos”: investigar, escribir y publicar

Freud se refería a la muerte como un espacio irrepresentable, una realidad que para el hombre es imposible de definir y que, como tal, no tiene «inscripción psíquica», como así se denomina en el psicoanálisis a aquellas nociones que la mente guarda y registra.

Para conocer más, invitamos al programa a Pablo Esteban, periodista, docente e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes, que recientemente ha publicado “El libro de la Muerte” como parte de un proyecto que incluye el “Libro de la Vida” escrito por Jimena Barbeito y ambos textos compones Profano, El Gato y La Caja.

En el prólogo, el autor, anticipa un eje en el cual despliega sus investigaciones, hace un gran recorrido que se distingue en cada uno de los cuatro capítulos, como cuando sostiene: “La historia del morir en Occidente y cómo las actitudes frente a la muerte se modificaron a lo largo del tiempo. De la muerte en la Antigüedad hasta la muerte en la pandemia de SARS-CoV-2. En términos generales, la gente no muere igual que hace dos mil años; saber el porqué es parte de la trama que intento desanudar.

>Te puede interesar: “Aquí Estamos”: Economía del conocimiento

Luego, el libro se estaciona en las ciencias forenses, es decir, las ciencias que hacen justicia y, en especial, se estaciona en sus protagonistas: los profesionales que hablan con los muertos. La entomología, la biología, la física, la antropología, la genética y la tanatología son disciplinas que, con sus herramientas, configuran una parte fundamental del ecosistema de la muerte, un rompecabezas que procuro reconstruir”.