Miles de interrogantes nos invaden en el momento de pensar cómo vamos a criar a nuestros hijos. Actualmente contamos con muchas herramientas para acceder a cualquier tipo de información, ya sea en formato de libros, internet, charlas, debates y mucho más. El punto radica en  saber qué buscamos, desde qué lugar y cómo lo hacemos.

La crianza de un hijo es sin dudas un momento crucial en la vida, donde resulta muy importante contar con las herramientas necesarias para luego poder elegir de manera empoderada como vamos a accionar con los más pequeños.

Preguntas y diferentes puntos de vistas hacen que muchas veces no sepamos qué hacer, qué es más beneficioso para esa nueva vida, el entorno familiar y nuestras formas. Colecho o cuna, amamantar a libre demanda o con horarios, porteo o coche, papilla o autoregulación de alimentos. Estos son algunos de los puntos que surgen en esta etapa, un mar de posibilidades que sólo se hace más claro cuando nos interiorizamos y elegimos conscientemente cómo y de qué forma llevaremos a cabo este proceso.

Uno de los puntos antes mencionados, es el momento de ingerir alimentos, anteriormente se daba por sentado que las papillas comenzarían a ser el alimento recomendado a partir de los seis meses del bebé. Pero desde hace unos años un nuevo sistema denominado BLW (Baby-led weaning) resuena en las familias y muchas de ellas llevan a cabo esta metodología.

Conclusión entrevistó a Naida Porreca, mamá, médica y una de las administradoras del grupo “BLW Argentina”.

-¿Cómo te introducís en el mundo de BLW?   

– Tengo una hija de dos años, y como la mayoría de las madres creía que cuando llegara el momento de la alimentación complementaria Amanda iba a comer papillas. Tal es así que me hice de una minipimer y un rayador de frutas mucho antes de conocer este método. Comencé a integrar grupos de crianza respetuosa, fue allí donde surgió esta posibilidad y comencé a investigar. Llegué al grupo “BLW Argentina” y cuando comencé a leer de qué se trataba, entendí que era completamente lógico, natural y que mi hija debería comer solo cuando llegara el momento. En mi caso comenzó a comer cuando estuvo preparada, muchos después de lo que aconsejó su pediatra y hoy en día ella tiene una dieta muy variada, saludable, es más, yo también modifiqué mi alimentación.

-¿En qué consta este método?

– El significado de BLW (Baby-led weaning) no lo traducimos de manera literal ya significaría “destete dirigido por el bebé” y a nosotros la palabra destete nos hace pensar que la llegada de alimentación complementaria desplaza a la lactancia materna cuando no es así. Por esto último, optamos por llamarla alimentación autoregulada por el bebé a demanda y libre de papillas, acompañado de una oferta de alimentos saludables. A veces nos dicen extremistas, pero BLW no puede ir separado de alimentación saludable, con esto hago referencia que comer  un alfajor con la mano claramente no es BLW.

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¿Cómo surge el método?

– Quien acuñó este método fue Gill Rapley, una mujer de Reino Unido que trabajó más de 20 años como auxiliar sanitaria con niños, ella era comadrona y asesora en lactancia voluntaria. Realizó una investigación con los pequeños que asistía para demostrar que llegado el punto de maduración adecuado, pueden comer solos y no son necesarias las papillas. Así instauró cuáles son dichas condiciones de iniciación y cuáles eran los beneficios del BLW que se extienden mucho más allá de lo nutricional. En sus estudios cuenta como al principio del siglo XX los bebés eran amamantados por sus madres o “amas de lactancias”, a libre demanda y no comenzaban con alimentación complementaria hasta los 8 – 9 meses, teniendo en cuenta que ya a esa altura podían comer solos, es decir que este método no es nuevo sino que se retoma. Con la introducción de la mujer al mercado laboral ese tipo de lactancia se fue perdiendo por falta  de información, apoyo o directivas de la comunidad médica. Por lo cual se comenzó a perder la lactancia y a complementar con alimentos y micronutrientes que la leche no tiene, originándose así las papillas. La OMS indica que lactancia materna debe ser exclusiva hasta los seis meses, y a partir de allí los bebés comienzan a tener naturalmente movimientos masticatorios y por lo tanto pueden comer trozos y no papillas. Desde antes de nacer estamos atravesados por la industria, y la maternidad junto a la infancia, no están exentas de ser un gran mercado. Por eso muchos profesionales recomiendas cosas poco saludables desde los seis meses u antes si hablamos de leche de formula.

-Muchos médicos no proporcionan información sobre este método. ¿Por qué?

– Los profesionales siguen dando las mismas indicaciones que aprendieron hace treinta años en la facultad, la resistencia se da por la falta de formación e información. Muchos se están abriendo, se actualizan, y otros prefieren lo malo conocido que lo bueno por conocer. El mayor miedo que inculcan es que el bebé se puede ahogar, pero muchos son los estudios que indican que no hay diferencias en episodios de atragantamiento en menores de un año. Si las hay luego, cuando un niño llega a los dos años comiendo papilla, en comparación de aquel que hace BLW desde el inicio, ya que es más probable que se atragante con un trozo de comida no triturado aquel que ingiere papillas ya que no sabe masticar antes que tragar. Todo tiene que ver con la libertad y que vayan adquiriendo la madurez necesaria para lograrlo. Un punto que me parece importante destacar es que no debemos darle explicaciones a los pediatras. Considero que no es bueno el modelo médico hegemónico donde el profesional está en un pedestal, donde sólo su palabra vale y nosotros debemos rendirle cuentas. La información empodera, una madre y padre informados, ya sea en lactancia o alimentación no sienten la necesidad de dar explicaciones al médico, vecinos u familiares.

-¿Cuáles son los puntos a tener en cuenta antes de comenzar con el método BLW?

– Para empezar con la alimentación complementaria ya sea papillas o BLW debemos tener en cuenta algunos puntos de maduración del bebé. Por lo menos haber cumplido seis meses, haber perdido el reflejo de expulsión (todo lo que toca su lengua es expulsado hacia afuera), que se siente erguido. La madurez del tono muscular esquelético se correlaciona con la madurez del tubo digestivo, porque además la primera parte de la deglución está a cargo del músculo esquelético, por lo tanto para deglutir normalmente y no correr riesgo de atragantamiento es necesario que el bebé se mantenga sentado erguido. También es fundamental que tenga interés activo por la comida, que varía según cada bebé.

– Entre las dudas más frecuentes, muchos padres piensan que al iniciar la alimentación con las manos, nunca lograran hacerlo con cubiertos.

– Me llama la atención cuando las personas se plantean cuestiones como “nunca van a dejar la teta”, “nunca van a dormir solos”, “nunca van a comer con cubiertos” graficando un imaginario de adolescentes de 20 años tomando la teta y durmiendo con sus padres. La realidad es que como ellos comen junto con nosotros y nos observan usar cubiertos,es más probable que tengan ganas de usarlos mucho antes que aquellos bebés que no se les da la oportunidad de manipular cubiertos ni compartir la mesa familiar. Un niño alimentado con papillas, a los dos años no come con la mano, pero tampoco come con cubiertos porque no se le brinda esa posibilidad. Todo tiene que ver con la maduración, que va de la mano del interés del bebé y que irá variando según el proceso de maduración de cada uno. Compartir la mesa familiar es un punto interesante de este método porque generalmente los bebes alimentados con papillas se les da de comer antes y luego la familia intenta comer. Dándose una situación compleja ya que el bebé está lleno y tiene ganas de jugar o dormir, lo que dificulta el almuerzo de los mayores.

-¿Cómo describirías este método?

– Con BLW no damos de comer sino que ofrecemos alimentos saludables y seguros desde el punto de vista de gestión en la boca y de riesgo de atragantamiento. Primero lo ofrecemos en forma de trozos del tamaño de un dedo de modo que puedan agarrarlo con su mano plena y la progresión hacia otras formas (trozos más pequeños, granos) tiene que ver exclusivamente con la evolución de la motricidad fina del bebé. La misma surge de la observación de los padres.